Industrialización del país

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Es un tema de alta relevancia en función del interés nacional de diversificar su sistema productivo, generar más fuentes de empleo y asegurar el desarrollo sostenible del país, como meta de un proceso de largo alcance que debería comenzar, en la producción de cierta materia prima, para dar paso a la apertura de industrias complementarias que provean a nuestro mercado interno de una serie de productos que ahora los importamos, por supuesto con precios elevados.

La idea de industrializar el país no es nueva, viene de larga data y ha sido parte de muchos programas "peregrinos" de algunos gobiernos que no pudieron implementar en la práctica eso de "industrializar Bolivia", es que el asunto no es tan simple si reconocemos que tenemos muchas debilidades y por lo mismo sólo nos atenemos a factores coyunturales, como los que han permitido fomentar ciertas industrias en el oriente boliviano, que son las más fuertes y algunas otras de mediano comportamiento en otros distritos del país.

En el caso del occidente, quinua y camélidos pueden anotarse entre los productos alimenticios de alguna preferencia en mercados externos, pero que en el interno necesitan de estímulos financieros y de tecnología especial para entrar en una fase de evidencia industrial, lo que ojalá pueda darse en corto tiempo. Sin embargo, la idea de crecimiento industrial, se dará a partir del uso de nuestras materias primas, especialmente en el caso de la minería que pasando por su "refinación industrial", valga la redundancia, se convertirán en elementos que alimenten la diversificación productiva nacional de productos que ahora importamos en gran cantidad y que muy bien podríamos producirlos en el futuro.

Los analistas hablan de la necesidad que tenemos de ciertos productos y la posibilidad de que algunos de estos, podrán lograrse en la Metalúrgica de Vinto, lo que ya significa un avance práctico en la materia, pero que debe responder a una política nacional que priorice el uso de nuestra materia prima procesada en fundiciones y siderurgia, fomentando el establecimiento de nuevas industrias que cubran la demanda interna de mucho material que actualmente nos surtimos en los mercados vecinos.

Si está en marcha una agenda que superará el próximo quinquenio, hace falta que ahora y no después se apruebe y se ponga en marcha, la idea formal de "industrializar Bolivia", un proceso en el que la minería debidamente apropiada al reto del futuro, permitirá cumplir el ideal del desarrollo nacional, con miles de empleos seguros y con una industria competitiva y sólidamente establecida.