Jueves 01 de marzo de 2018
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Precisamente cuando se acerca la definición de la demanda planteada por Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya para que Chile se avenga a cumplir con su obligación de negociar con Bolivia una salida soberana al Océano Pacífico, en cumplimiento de anteriores ofrecimientos y de acuerdo con la teoría de los actos propios que causan obligaciones, el país está alborotado. Y hay motivos para ello: La ciudadanía boliviana no solamente está dividida, sino peligrosamente enfrentada por el empeño del oficialismo en violar la ley constitucional y desconocer un referendo. Lo que resalta: Se exige legalidad en un asunto internacional, pero internamente se intenta violar la constitución y un referendo, con el empeño de imponer el continuismo. La falta de coherencia es manifiesta.
Pero esto no es todo: Se sigue con la idea de que con declaraciones, acusaciones y agresiones verbales, se va a influir en el ánimo de los jueces de la Corte Internacional de Justicia de la Haya. No hay tal: ese alto tribunal internacional solo va a tomar en consideración hechos y argumentos jurídicos; el griterío no será considerado a la hora de definir un pleito internacional como el planteado por Bolivia.