Apología de la blasfemia

1. En relación al dibujo blasfemo sobre la Santísima Virgen del Socavón, durante los días pasados, hay quienes nos han llamado intolerantes o inquisidores a los que no estamos de acuerdo con ese estilo de llamar la atención respecto de los excesos del Carnaval de Oruro.

Es evidente que muchas personas hoy en día están confundidas sobre lo que es tolerancia. La Real Academia de la Lengua define tolerancia como el «respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias».

Sin embargo, entre los relativistas de hoy, una virtud tan noble como es la tolerancia ha sido corrompida y convertida en vicio. En efecto, los adoradores de este siglo caen en una contradicción: mientras elevan enfáticamente sus cualidades a un grado superlativo, silencian o minimizan sus defectos. Por otro lado, no cesan de apostrofar a los creyentes de intolerantes, pidiendo tolerancia, clamando por la tolerancia, exigiendo tolerancia a favor de sus caprichosas exigencias: llámese aborto, ideología, etc.

2. Son los grandes santos católicos, luminarias potentes de las veinte centurias de catolicismo quienes nos dicen quién es un verdadero devoto o uno falso, como San Luis María de Montfort, a quien he citado en los años pasados varias veces, al referirme a la llamada devoción a la Santísima Virgen del Socavón.

¿Quiénes hacen del Sábado de Carnaval todo menos Peregrinación? Aquellos que miran el acto de peregrinar al Santuario como un medio de lucrar, de simplemente divertirse o de exhibirse. Y aquellos que «toleran» la deformación devocional, volcando la cara al otro lado. Hace muchos años que los responsables del Santuario, debieran haber cortado de raíz el ingreso al recinto sacro de personas ebrias, de bailarines semidesnudos, de músicos que hacen de los asientos su dormitorio. No se purifican las devociones haciendo lo mismo que aquellos.

Hace años que ha debido purificarse este acto devocional mariano, y para eso hace falta la presencia apostólica del clero y los religiosos de manera sistemática en los conjuntos folclóricos, para que las «veladas» no se conviertan en shows y borracheras, no sólo acudiendo a velocidad del rayo, sino evangelizándolas, «a tiempo y destiempo», y sobre todo prescindir del famoso patrocinio cervecero del «ofendido patrimonio», para que no venga alguien a decir que defiende la pureza del antruejo ofendiendo a María Santísima, con la excusa de que «el fin justifica los medios», colocando en segundo plano la moral y la ética, para justificar medios engañosos que permiten alcanzar otros objetivos.

El fin nunca justifica los medios. Es decir que para conseguir algo noble, bueno o digno, no es lícito utilizar medios inmorales, insolidarios o inhumanos. Un fin bueno, ha de alcanzarse con medios buenos, dignos, éticos.

3. Un acto humano es cualquier acto normal que una persona hace como ser humano; es decir, todo lo que nosotros hacemos aparte de cosas tales como respirar, dormir, digerir, etc. Los ejemplos simples son: trabajar, hablar, escribir, ayudar, etc.

Cada acto humano se compone de dos partes: una parte «exterior» que es normalmente visible o tangible de alguna manera; y una parte «interior». En Teología Moral, la primera parte se llama la acción; y la segunda parte el motivo. Las dos son igualmente reales. La acción es lo que la persona hace, y el motivo, es el por qué lo hizo. Podemos intentar pensar ejemplos: un hombre se pone un abrigo (acción), para calentarse (motivo). Una mujer escribe una carta (acción) para saludar a un amigo (motivo).

La teología moral enseña cuándo un acto humano es bueno o malo. La regla es clara: un acto humano es bueno si las dos de sus partes son buenas. Y un acto humano es malo si cualquiera de sus partes es mala.

Usando esa regla se puede ver sobre los ejemplos dados que ambos son actos humanos buenos. Sin embargo, pensar en casos donde una acción que es buena, se hace por un motivo malo (v. g. dinero dado como soborno, coima o plus como dicen los corruptos de moda), o una acción mala hecha por un motivo aparentemente bueno (el aborto), consecuentemente semejante acto humano es entonces malo. Así, los malos son también solidarios entre ellos, pero a esa pseudo solidaridad no se le puede colocar el rótulo de virtud, porque esa solidaridad es por una causa o un fin perverso o malo.

4. Reparación: en la tradición católica romana, un Acto de Reparación es una oración, devoción o sacrificio con la intención de reparar los «pecados de los demás», por ejemplo, la reparación del pecado de blasfemia, los sufrimientos de Jesucristo, o, como actos de reparación a la Virgen María.

«María, mi Madre Inmaculada, deseo ofrecerte reparación por las ofensas que tu Inmaculado Corazón recibe de las horribles blasfemias que se pronuncian contra ti. Te ofrezco estas alabanzas para consolarte por tantos hijos ingratos que no te aman, y para consolar el Corazón de tu Divino Hijo profundamente ofendido por los insultos con que te injurian.

Recibe, Madre Purísima este pequeño acto de homenaje. Haz que te ame cada día más y mira con piedad a esos blasfemos para que no se demoren en ir a tus brazos maternales. Amén».

german_mazuelo_leyton@yahoo.com