Angela Merkel patriótica y generosa ante la errática posición del partido SPD

La extraordinaria mujer, estadista y patriótica ciudadana alemana, además de investir el más alto cargo político-administrativo, ha evidenciado, en estas últimas y extenuantes negociaciones para formar un gobierno de coalición en la más importante nación de Europa, admirable e imitable sentido de tolerancia, prelación al civismo patriótico, consecuencia su pueblo y generosidad en el dominio del poder, en el momento de aprobar las exigencias de políticas estatales del presunto partido cogobernante y sus desmedidas pretensiones de asumir más ministerios.

Por lo contrario, el partido SPD, inmisericordemente vapuleado en las últimas elecciones, se sintió indispensable para la formación de un gobierno, después de la impericia de los partidos pequeños invitados a formar una coalición llamada Jamaica, topónimo por referencia lo que sucedió en ese país; desperdiciando la exclusiva oportunidad que concede la historia para demostrar sus habilidades y destrezas políticas, pero fueron abrumados por su inconsistente autosuficiencia.

Alemania y Francia son válidos líderes de la conducción de Europa como Unión, ante la deserción de los insondables ingleses, que pretenden, como lo hicieron históricamente, mantener su constante renuencia a las disposiciones de Bruselas, que eran las suyas propias debido a su legalidad y legitimidad para oponerse a cualquier decisión democráticamente, empero, existen pueblos que siguen añorando su antigua situación de conquistadores y de irreductibilidad en sus acciones, es decir pretender la última palabra en todo, hoy, con la fortaleza de la Unión Europea, es un lirismo.

Superlativamente errática es la actitud del líder del partido SPD, Martin Schultz, el cual, antes de la negociación fallida con los partidos minoritarios en la fase Jamaica, afirmó jamás componer y ser parte de un gobierno con Angela Merkel; sin embargo, ahora, desea para sí el Ministerio de Relaciones Exteriores (Auswaertiges Amt), desvelando su ambición la intención de que el partido SPD asuma las carteras más importantes.

Angela Merkel cedió, pero no por debilidad política, sino por patriotismo y sentido férreo de unidad interna y europea, demostrando su fortaleza de estadista y su espíritu admirable que desgaja un ejemplo tonificante a los políticos del mundo, pues antes del partido están los ciudadanos y la nación que ellos componen. Todavía la coalición, pese los pactos previos, debe ser sometida a votación interna en el SPD, otro signo de debilidad de un jefe de partido.

En las repetidas coaliciones que se dieron en nuestro continente, el partido más votado siempre reservó para sí las carteras ministeriales más importantes; con el ejemplo de Angela Merkel, que cede las principales carteras al SPD, pues entiende que trata con políticos y administradores confiables. Con esta actitud, como comentan los principales medios de difusión alemanes, Angela Merkel debería ser nombrada Presidenta Honoraria del SPD.

Alemania, país excepcional, un ave fénix paradigmática, con turbulenta historia, nos enseña a través de sus propias y deplorables experiencias, sabiduría en la política, tendiente a la solidaridad y convivencia pacífica.

(*) Abogado, posgrados en Interculturalidad y Educación Superior, Docencia en Educación Superior, Filosofía y Ciencia Política, Arbitraje y Conciliación, Doctor honoris causa, escritor