Cada dÃa, fuera del alcance de la mirada de los visitantes, Xin Xin pasa unas pruebas de condicionamiento junto a su cuidador, Ulises, y una veterinaria del centro, que le ofrecen manzana, uno de sus alimentos favoritos, a cambio de que se deje auscultar y cepillar.
Tras Xin Xin, llega el turno de Shuan Shuan, a punto de cumplir 30 años y con un peso de 114 kilos.
Gracias a este entrenamiento diario, las pandas establecen una relación de confianza con los trabajadores del zoológico, que evitan tener que anestesiarlas o forzarlas para revisar su estado de salud.
A pesar de que Shuan Shuan es la tÃa de Xin Xin, ambos ejemplares viven en recintos separados puesto que el panda gigante es un animal solitario y, en caso de vivir juntas, podrÃan dañarse entre sÃ.
Además de su relación familiar, ambas comparten un selecto gusto por el bambú, pues de los 10 kilos diarios que Ulises les ofrece, ellas solo comen entre cinco y seis kilos que seleccionan en función de la madurez de la planta.
Tohui, fallecida en 1993, era hermana de Shuan Shuan y la madre de Xin Xin, los dos únicos ejemplares que permanecen hoy en dÃa en este zoológico capitalino.
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