Si cambiamos nuestro mundo de sentimientos y pensamientos hacia lo positivo, en nosotros tiene lugar un cambio, puesto que la fuerza divina, que fue degradada a una energÃa de baja vibración mediante los pensamientos y sentimientos negativos, puede convertirse de nuevo en energÃa de alta vibración, con la ayuda de la fuerza transformadora de Cristo en nosotros.
De la misma manera que los pensamientos vacilantes, cavilosos, llenos de odio y envidia y de celos son fuerzas negativas que actúan en el alma y en el cuerpo de forma que cargan y destruyen, los pensamientos positivos llenos de confianza y esperanza, dispuestos a pedir perdón y a perdonar, actúan a su vez de manera positiva y vivificante en el alma y el cuerpo.
De la publicación: "Tú mismo eres tu enfermedad y tu salud"
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