Vencer la desconfianza y apatía

Vivimos la Cuaresma, desde el miércoles de ceniza y por 40 días de abstinencia previos a la celebración de la Semana Santa, según establece la Iglesia Católica para sus fieles y creyentes, precisamente como sosiego luego del carnaval que se trata de manera general de una festividad de mucho derroche y una muestra del olvido de ciertos preceptos que tienen que ver con actitudes humanitarias, solidarias y asimismo de perdón y abstinencia.

En los días que vivimos en Oruro con una tragedia que estremeció a la comunidad y sacudió la conciencia de muchos, el mensaje del Papa Francisco a tiempo de abrir el periodo de la Cuaresma, es tan apropiado para nuestro medio, que vale la pena asumirlo como un reto a situaciones creadas por la desgracia y el dolor.

Nada más próximo al actual sentimiento que vive y siente el pueblo de Oruro, no sólo como resultado de los trágicos hechos en investigación, sino más bien como parte de un proceso que se arrastra de hace tiempo ante el olvido y el incumplimiento de promesas con un pueblo resignado, por la influencia de los "malos demonios".

Es patética la alusión del Papa, como si hubiera sido dicha para Oruro, cuando refirió: "Cada uno de nosotros conoce las dificultades que tiene que enfrentar y es triste constatar cómo, frente a las vicisitudes cotidianas, se alzan voces que aprovechándose del dolor y la incertidumbre, lo único que saben es sembrar desconfianza". Agregó el pontífice parafraseando a Santa Teresa de Calcuta que "el fruto de la desconfianza es la apatía y la resignación".

La Cuaresma tiene que servir para "desenmascarar las tentaciones, recalentar el corazón y detenerse para mirar y volver, en una actitud de recuperar el sentido de servicio, arrepentimiento, pero al mismo tiempo dejando de correr sin sentido porque esa condición dispersa, divide y termina destruyendo el tiempo de la familia, de la amistad o de los hijos".

Sabias reflexiones del Papa Francisco, cuando también toca con seguridad los sentimientos equivocados de gobernantes o los seguidores en el mando de algunas instituciones, pidió a los católicos claramente: "Detente un poco delante de la necesidad de aparecer y ser visto por todos, de estar continuamente en cartelera que hace olvidar el valor de la intimidad y el recogimiento". El pedido del pontífice se complementa con un llamado a los fieles "a plantarse ante la mirada altanera, el comentario fugaz y despreciativo que nace del olvido de la ternura, ante la compulsión de querer controlar todo, saberlo todo, devastar todo". El Papa conocedor de nuestra realidad continental, habló de manera general, pero dejando mucha huella en condiciones muy propicias que deben "detenerse para no herir sentimientos que apagan la caridad y alientan el egoísmo y la mezquindad".

Desde el miércoles de ceniza que nos recuerda la máxima "del polvo vienes y en polvo de convertirás", la celebración de este periodo de 40 días, deber ser de reflexión serena, solidaridad expuesta y conversión comprometida para vivir en la gracia de Dios y al servicio de nuestra colectividad.

Fuente: LA PATRIA