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Domingo 18 de febrero de 2018

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Revista Dominical

El legado de Platón

18 feb 2018

Por: Raúl Pino-Ichazo Terrazas - Abogado, Escritor, Catedrático

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Ha sido una constante tentación de los amantes y docentes de la filosofía escribir sobre las cartas que legó Platón, muy probable desde la época de Trasilo (1 d. Cristo), autor del canon antiguo del Corpus Platonicum, porque se las ubicó al final de los diálogos. Así, al comentar las cartas, se da por implícito que se leyó toda la obra de Platón. Mi amigo, el proficuo escritor argentino Alberto Buela, escribió un extenso artículo sobre este apasionante tema de las cartas, que me permitió condensarlo y exponer, al mismo tiempo mi criterio, pues soy asiduo discípulo de la filosofía y, la mejor forma de aprender es escribiendo e interpretando un material tan riquísimo para entender las teorías de Platón y los acontecimientos de su época.

Siempre se le atribuyeron a Platón dieciocho cartas y simultáneamente se descartaron cinco como falsas. De las trece restantes, la crítica contemporánea descartó de plano como espurias la primera, que es una simple queja a Dionisio, la quinta, también breve, es la presentación de Eufreo a Predicas de Macedonia pues él no puede ir, y la novena, más breve aún, dirigida a Arquitas de Tarento, el mismo que lo salva en Siracusa de las manos de Dionisio el joven. Las diez cartas que quedan se pueden distribuir en tres grupos según sus destinatarios: cartas a distintos gobernantes; a Hermias la sexta; la novena a Leodamante y la doceava a Arquitas de Tarento, luego las cartas segunda, tercera y treceava a Dionisio y finalmente las cartas cuarta, séptima, octava y decima a Dion y sus amigos.

La carta sexta está dirigida a Hermias, tirano de Atarnea frente a la isla de Lesbos, para solicitarle que se relacione con sus discípulos Erasto y Coristo, quienes viven en la ciudad vecina de Escepsis, para beneficio mutuo. Cuenta que sus discípulos poseen la hermosa ciencia de las ideas pero que necesitan la protección de un hombre con poder como Hermias para no descuidar la verdadera sabiduría. Ellos lo llevarán también a Hermias a filosofar correctamente y a transformarse en hombres bienaventurados. Así todo el que ha hecho o creado filosofía ha tratado, en algún momento, de influir sobre alguien con poder, Platón buscó ejercerlo sobre los dos Dionisios, Aristóteles, sobre Alejandro, San Agustín sobre Bonifacio I, Santo Tomás sobre Alejandro IV, Descartes sobre la Reina de Suecia, Leibniz sobre la Casa de Brunswick, Hegel sobre Guillermo II, Gentile sobre Mussolini, Heidegger sobre Hitler.

En nuestro medio, salvando las distancias, Simón Bolívar sobre Sucre, otros intelectuales que trataron de influir con sus consejos a distintos dignatarios de Bolivia, no obteniendo en la mayoría de los casos el resultado esperado, por lo efímero de su mandatos y la dinámica de la política, que más los ocupaba en mantenerse en el poder que asimilar la filosofía del poder, tan bien delineada por los griegos que sembraron la mies fecunda para la futura Ciencia Política, cuya adquisición de sus conocimientos ayuda, con sus principios exhaustivos en su ejecución, a gobernar correctamente y con el único fin de servir a la ciudadanía.

En el segundo grupo de cartas, está la segunda dirigida a Dionisio, ubicada entre el segundo y tercer viaje y en las cuales, de entrada, le reprocha que no le tenga confianza y que lo obligue a guardar silencio sobre su relación tanto a él como a sus discípulos, y le responde "cuando la sabiduría y el poder grande tienden a estar unidos por naturaleza, constantemente se persiguen, se buscan y se reúnen", y ejemplifica la relación entre Anaxágoras y Pericles; la de Tiresias y Creonte, la de Néstor y Odiseo con Agamenón.

Platón afirma que "en torno al Rey del mundo gravitan todas las cosas, y todas existen por él, y él es la causa de toda belleza, lo segundo está en torno de las cosas segundas y lo tercero en torno a lo tercero". El alma humana aspira a averiguar la calidad de estas cosas, mirando a las que son afines a ella misma, ninguna de las cuales la satisface. Estos tres principios eran para los neoplatónicos el Bien, la Inteligencia y el Alma y no andaban tan errados los viejos filósofos cristianos cuando relacionaban al Bien con el Padre, la Inteligencia con el Hijo y el alma con el Espíritu Santo.

La carta tercera muestra a un Platón sumamente indignado con Dionisio el joven, recordándole sus últimas conversaciones, "Cometes conmigo una injusticia afirmando lo contrario de lo que realmente ocurrió�fui yo el que aconsejó restablecer las ciudades griegas en Sicilia y tú el que no quiso tomar tales medidas". La carta treceava es rara, pues muestra a Platón como un hombre de negocios, carece de valor filosófico y sólo se rescata su definicion de hombre como "animal no malvado pero voluble". La carta cuarta es breve y está escrita luego que Dion tomara el poder en Siracusa y le aconseja a Dion, "Es preciso que seamos visiblemente tal como pretendemos ser", además le dice "no olvides que agradando a la gente se consiguen cosas, mientras que la arrogancia es compañera de la soledad".

La carta séptima es la más extensa y la única que la crítica especializada da unánimemente por verdadera, tenía 75 años y se la considera su testamento filosófico. Son notables los consejos que emite en su larga carrera política, que servirían decididamente a nuestros políticos, si tuvieran la humildad de leerlos y dejarlos asentar definitivamente en su ámbito cognitivo, tales como: "no cesarán los males del género humano hasta que ocupen el poder los filósofos puros y auténticos o bien los que ejercen el poder en las ciudades lleguen a ser filósofos verdaderos". Otro consejo abrumador para evitar la sucesión por corrupción es "Los Estados nunca dejarán de cambiar de régimen entre tiranías, oligarquías y democracias". Luego da un consejo al rechazo de la violencia política, tanto a la civil como al golpe de estado" no debe emplear la violencia contra su patria para cambiar el régimen político cuando no se pueda conseguir mejorarlo sino a costa de destierros y muerte". Otra idea brillante de Platón es la referente a la federalización de ciudades-Estado para el gobierno de un territorio extenso y no la centralización en una sola, "Dionisio había concentrado toda Sicilia en una sola ciudad", "hay que creer siempre en las antiguas y sagradas tradiciones que nos revelan que el alma es inmortal, y que estará sometida a jueces y sufrirá terribles castigos cuando se separe del cuerpo. Por eso debemos considerar como un mal menor el padecer injusticias que el cometerlas".

Es exuberante en profundidad en contenido de todas las frases emitidas por Platón siempre en referencia a hechos políticos y vicisitudes humanas. Platón fue un político desde sus veinte años, trabaja con Sócrates hasta su 28 años, fecha en que Sócrates es condenado a muerte, pero lo es por los demócratas que suceden a los tiranos. Platón, al colaborar con los tiranos y su maestro Sócrates ser muerto por los demócratas queda en una situación embarazosa en Atenas y le cierran todos los ingresos para hacer política. Se dedica a la política en otros estados de la Helade, siendo la principal Siracusa, como lo muestran sus cartas que hemos detallado en este breve artículo; fue su principal fracaso y ¿qué lección le deja esta experiencia?, la actual de zapatero a tus zapatos, esto es, que los filósofos o los que intentan hacer filosofía deben dedicarse a ello, sin más, pues en las incursiones en la política serán usados y hacen el papel de bobos ante los políticos que piden consejo y acaban haciendo otra cosa, pero no se dan cuenta que perdieron una oportunidad de oro de ser mejores seres humanos e ingresar a la historia para estudio de siguientes generaciones, como modesta conclusión de este columnista.

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