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Domingo 18 de febrero de 2018

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Revista Dominical

San Pedro de Challacollo:

Una forma diferente de vivir el Carnaval

18 feb 2018

Por: Ovidio Edwin Cayoja Calizaya - Periodista de LA PATRIA

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A diferencia del bullicio, las bandas de música, los conjuntos que caracterizan al Carnaval en la ciudad de Oruro, las poblaciones viven estas fechas de una forma diferente con algunas tradiciones y costumbres arraigadas desde tiempos inmemoriales, por ello, a continuación queremos reflejarles parte de esa experiencia vivida en la localidad de San Pedro de Challacollo, donde la fiesta se inicia el Lunes de Carnaval y concluye el jueves de esa semana.

San Pedro de Challacollo está ubicada a 20 kilómetros al Oeste de la ciudad de Oruro, es la segunda sección del municipio de El Choro, su nombre deriva de los vocablos quechuas Challa y Collo que significan "Cerro de Arena", en la antigüedad se cuenta que la región estaba poblada por los míticos Urus, y una parte de los Soras.

Una de sus características principales es su templo colonial, el cual está declarado como monumento nacional gracias a la Ley 3356 de 21 de febrero de 2006. Su población no sobrepasa de las mil personas y la mayoría de los pobladores residen en la ciudad de Oruro, en el barrio del mismo nombre.

LA FIESTA

LUNES

Las actividades festivas por carnavales se inician desde el Lunes de Carnaval, existen diferentes tipos de pasantes, los altaderos, quienes reúnen una gran cantidad de pastos nativos para hacer el ritual de la "cebadilla" que consiste en levantar dos palos de una altura superior a los dos metros con una bandera blanca en la punta y forrado de toda la pastura recogida previamente, este altar representa a los pasantes quienes ofrendan corderos el lunes por la noche para que la fiesta pase sin ninguna novedad.

Similar labor la realizan las autoridades originarias o denominados jilacatas, ya sea en la población o en sus ayllus a los que representan.

MARTES

Este día está reservado para las autoridades de la población, es decir, corregidor y agentes cantonales, quienes en principio van realizando ofrendas y challas por diferentes sectores de la población considerados como sitios sagrados o "huacas".

Posteriormente, realizan el "visitacu", que consiste en que cada agente cantonal, acompañado de una tarqueada y danzarines, se apersona hasta la casa del corregidor y los invita a bailar por la plaza principal donde se da vueltas por todo el cuadrante.

La mayoría de los varones, a excepción de las autoridades, conforman el grupo musical que al ritmo de tarqueada acompañan a las "pandillas" denominación que se da al grupo de mujeres, quienes acompañadas con banderas blancas o waracas (hondas) van bailando por toda la población.

En horas de la tarde los grupos de tarqueros, autoridades originarias y población se reúnen en el centro de la plaza para realizar la danza típica del "waracaco", que consiste en invitar a una pareja (hombre y mujer), quienes al son de un tema especial comienzan el ritual chocando las hondas y luego usando las mismas tirando al cielo algunos trozos de membrillo.

La música comienza a subir en velocidad y ritmo, momento en el que hombre y mujer dando vueltas comienzan a darse golpes con la waraca en la parte de los pies, esto como símbolo de confianza entre ambos o para desquitarse de algo malo que haya hecho uno de los dos.

Las autoridades también son envueltas con metros y metros de serpentinas otorgadas por los invitados, quienes realizan esta labor en señal de respeto y agradecimiento, es decir a cuanta más serpentina en el cuerpo, más valorada es la autoridad.

MIÃ?RCOLES

Para este día vuelven a entrar en escena los altaderos y jilacatas, quienes acompañados por sus pandillas y grupos musicales, en principio bailan alrededor del altar de la cebadilla y luego van por las calles al ritmo de la tarqueada, para culminar en la plaza y hacer el ritual del "waracaco".

Por la noche se tienen sistemas de amplificación en los locales para amenizar la fiesta que, en algunos casos, se prolonga hasta la madrugada del día siguiente. De igual forma los pasantes y autoridades son envueltos con serpentina, y en algunos casos reciben otro tipo de regalos por parte de sus invitados.

JUEVES

El jueves es reservado para la Cacharpaya o despedida de la fiesta. Por la mañana todavía se siguen con los sones de la tarqueada, pasado el mediodía, las pandillas se ubican en los locales de fiesta para realizar nuevamente el ritual del "waracaco" a los pies del altar, luego comienzan a sacar los palos cubiertos con pasto y junto a esto hombres y mujeres por separado dan una vuelta por toda la plaza.

Una vez cumplido esto comienza a deshacer la cebadilla pegándose con los pastos como señal de buena suerte.

En horas de la tarde los comparseros salen hasta un lugar alejado de la población donde se cumple con la Cacharpaya, donde entre hombres y mujeres proceden a "robarse" algunas prendas a modo de juego, existe un personaje peculiar que representa a la fiesta, quien es despedido por los bailarines mientras se va bailando a lo largo de la pampa, luego se cambia de ropa y retorna como un anciano curandero que recoge todas las prendas robadas y las vende a sus propietarios, para esto se utiliza monedas y dinero falso o antiguo, a los pasantes también se les colocan estos billetes antiguos en el pecho como señal de respeto por parte de sus invitados.

El viejo comienza a vender toda una serie de productos como amuletos, ya sea para conseguir pareja, salud, para tener una mejor situación económica, entre otras cosas. Los comparseros retornan a la plaza donde junto al ocaso va culminándose la fiesta popular hasta el próximo año.

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