Tratamientos más eficaces contra el acné

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El acné es una enfermedad que deteriora la calidad de vida de quien la padece. Puede afectar tanto a adolescentes como a los adultos. La causa es la hipersecreción de sebo, hiperproliferación epidérmica, inflamación, la proliferación y colonización bacteriana. Sobre estas causas inciden varios factores como el estrés, cambios hormonales, el período menstrual, el consumo de píldoras o inyecciones anticonceptivas, alimentación inadecuada en especial el consumo de carbohidratos simples y comida chatarra, cremas, maquillajes y rutinas de belleza inadecuadas.

Para tratar tu acné, primero debes acudir al médico, quien brindará un diagnóstico y sugerirá un tratamiento adecuado a tu persona. En algunos casos se requerirá el uso de antibióticos, en otros casos no, esto dependerá del grado de acné que padezca la persona.

Otra técnica coadyuvante en el tratamiento del acné es el plasma rico en plaquetas, para fortalecer la piel, aumentar sus defensas y regenerar las lesiones causadas por ésta enfermedad. Además que te brinda un plus en el aclaramiento y disminución de las cicatrices.

La luz pulsada intensa también es uno de los tratamientos para la fase de las secuelas acnéicas, como ser cicatrices, manchas o piel engrosada. Se requiere varias sesiones entre 1 a 2 por mes, para fortalecer aún más tu piel.

En el caso de depresiones muy marcadas en la piel a causa del acné, la subsición es una técnica que las suaviza y puede realizarse una o dos veces por año.

En casos donde las depresiones o hundimientos de la piel son muy serias y deformantes, sugiero la técnica MELA o Mini Extracción Lipídica Ambulatoria que tu médico estético esté capacitado en la misma, el procedimiento generalmente se realiza una a dos máximo en tu vida ya que la grasa se queda en forma indefinida. Una alternativa para estas lesiones son los rellenos de ácido hialurónico, la desventaja es que tienen un tiempo limitado en su duración.

El acné, como toda enfermedad, puede volver a aparecer si no se controlan los desórdenes que los causaron como los hormonales, estrés y alimenticios. Por eso es importante que el diagnóstico y el tratamiento los realice tu médico.