"Todo el mundo, incluso el más abyecto y el más pobre, tiene derecho a ser asistido por el que sabe navegarse entre fueros, compilaciones y atenuantes. Y que la justicia, para ser tal, ha de ser para todos, y para todos por igual, pues sino dejaría de ser justicia". Juan Pedro Cosano.
Entre las más grandes ilusiones de toda persona que estudió ciencias jurídicas, siempre estuvo latente el ímpetu el sentimiento puro, sincero de luchar y defender a personas para que no sufran injusticias, es decir luchar siempre por la justicia, ya sea por afecciones a sus derechos patrimoniales o libertades fundamentales. Pero uno no sabe ni cuando desapareció en los abogados ese sentimiento, ese valor invaluable que debe ser requisito para el ejercicio de la abogacía, ya que sin ese sentimiento y valor simplemente uno sería un simple burócrata y no abogado. Porque la abogacía es pasión, racionalidad, sentimiento, justicia y libertad. Todos los que nacieron y llevan en la sangre la profesión de abogado sienten en lo recóndito de su corazón el gran sentimiento de "justicia", y sino sienten eso no nacieron, ni están destinados para ser abogados, el verdadero abogado es abogado es amigo de los pobres, de los desdichados, de los explotados, abandonados, hambrientos, oprimidos, humillados, además deberá ser abogado de la naturaleza, del medio ambiente, de los animales, de la humanidad, de la vida, sino puede luchar por todo esto jamás será abogado.
Un abogado antes de empezar la carrera de abogado debe hacer un gran juramento el cual es el siguiente -¿Juráis defender a tu Patria, defender a los pobres, según sus convicciones, religión ante Dios y ante la Patria? -"si juro", juramento que debe ser cumplido por todo profesional versado en leyes. Uno no puede ir regalando su trabajo a todo el mundo o aquel que exhorte ser pobre, sino identificar el verdadero hombre pobre que la vida lo ha despojado de todo como salud, economía, familia, dignidad y hasta su libertad estos hombres merecen de toda la atención y el servicio del jurista, que la conciencia es tan fuerte incluso más fuerte que la voluntad, que debe obligarnos a actuar con misericordia, compasión, como decía Marco Tulio Cicerón "Mi conciencia tiene para mi más peso, que la opinión de todo el mundo"
Los abogados de pobres debemos defender a los que no tienen ni qué comer, ni qué vestirse, ni donde vivir. Un abogado debe atender por lo menos a una persona de escasos recursos en el transcurso de un año.
La justicia ha de ser para todos porque es un deber mío y de todo abogado, tal vez la misión para la que he sido encomendado, defender a quienes no puedan pagarlo.
La magnificencia del ser humano está en poder utilizar todo su intelecto para construir o para destruir, indudablemente la lucha entre el bien y el mal es una dialéctica desde siempre. Así que existirá la inmoral, como también la bondad, existirá la perversidad como también la justicia.
Aprovecho para exhortar a los juristas que habitúan en los tribunales, uníos para hacer un mundo más justo, pero justicia para todos.
(*) Abogado
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