No había sucedido antes un problema de las características con que se presentaron los dos hechos recientes en cuestión de cuatro días, que sacudieron a la pacífica ciudadanía orureña. En estos días dedicados a espectar la maravilla de su inigualable carnaval, el que se alteró lamentablemente con dos atentados a la seguridad ciudadana, causando víctimas fatales y más de una veintena de heridos graves y otros de menor consecuencia, pero igualmente perjudicados.
Lo que inicialmente se mostró como un accidente "rutinario" con escape de gas y explosión de una garrafa, quedó desestimado porque la observación de policías especialistas, además de las declaraciones de testigos, familiares de las víctimas y de otras personas próximas al primer lugar de la explosión, descartan que se hubiera tratado de una garrafa, los daños causados en un amplio perímetro hacen suponer que se trató de un fuerte explosivo.
El otro caso ya conocido con detalles, es otra muestra del uso de una carga de dinamita, se habla por lo menos de dos o tres kilos de ese material, igualmente los daños materiales son enormes, hay víctimas fatales y varios heridos. En el lugar de la explosión quedó un "boquete" que es la prueba del uso de explosivos. Nada que ver con gas domiciliario u otra garrafa. Se trata de otro atentado, no se sabe contra quien específicamente, pero sí con funestos resultados que han atemorizado a los orureños, especialmente a los vecinos de un sector de la ciudad, en que se produjeron las dos acciones delincuenciales.
El asunto parece muy serio, hay varias conjeturas, nada se puede oficializar en tanto no se conozca un informe final de autoridad competente, mientras las "redes sociales" han servido para lanzar una serie de versiones especulativas, que en la mayoría de los casos no pudieron comprobarse.
Por las características de ambos hechos, las personas afectadas y observadores del asunto deducen que se trate de "actos terroristas", pero la cuestionante es ¿Por qué y contra quién? Si se trata de amenaza de extremo nivel, pudo existir algún mensaje revelador que atribuyera la autoría a determinado segmento político o de otras condiciones sociales, ideológicas y hasta culturales, empero no existe ningún detalle que permita manejar una pista, encontrar el hilo y llegar al ovillo.
Lo cierto es que a los orureños se los atemorizó profundamente, se nota en la cautela de la ciudadanía, en la preocupación de sectores sociales que se sienten indefensos, aunque se haya redoblado el control policial e incluso militar. La proximidad de las explosiones, en un área separada por metros de una calle y una avenida solo conflictivas por el caos vehicular y desde hace tiempo con una obra municipal resistida por vecinos, no da pautas para establecer razones que indujeran a protestar con semejantes actitudes. Se habló de elementos peruanos, también se incluyó a colombianos y hasta chilenos, pero esas versiones de las redes no tienen asidero que establezca vínculos con procesos terroristas.
De todos modos lo sucedido en la ciudad de Oruro, es un hecho lamentable que dejó su marca trágica en muchas familias, temor generalizado, porque nadie se siente seguro, en tanto no sean establecidas las razones, condiciones, motivos y elementos afines que establezcan una explicación con la verdad de lo acontecido.
La investigación continúa pero el miedo no desaparecerá en tanto nuestras autoridades no otorguen a la colectividad un detallado informe de las causas que motivaron la participación de alguna gente para actuar despiadadamente. Aquí se impone la verdad para quitar el temor a la orureñidad.
Fuente: LA PATRIA
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