Transcurren 139 años de la invasión de Chile a Bolivia

El 14 de febrero de 1879, tropas chilenas tomaron por asalto el puerto boliviano de Antofagasta, en una acción desigual ante la sorpresa de los pocos habitantes bolivianos, por la presencia de más de 1.500 soldados armados del ejército chileno que llegaron procedentes del puerto de Caldera a bordo del acorazado Cochrane y la corveta O´higgins, desembarcando en territorio boliviano totalmente desguarnecido y por entonces ocupado por más vecinos chilenos que bolivianos.

Así ocurrió la aleve invasión chilena, respondiendo al marcado interés en apoderarse de un territorio rico en minerales y poseedor de gran parte del suelo saturado de salitre, propiamente listo para cargarlo y venderlo, que es lo primero que hicieron los invasores.

Según los observadores de entonces el interés chileno se reflejaba en intentos de ocupación del territorio boliviano como ocurrió en 1857 con un desembarco chileno en el puerto de Mejillones, a raíz de lo cual el congreso boliviano aprobó una declaración de protesta que no pasó de tal, dada la incapacidad bélica de nuestro país, tampoco funcionó la diplomacia y Chile se hizo de las riquezas del Litoral boliviano.

En 1878, un año antes de la invasión, una ley boliviana dispuso cobrar a Chile 10 centavos por cada quintal de salitre exportado, que rechazó la compañía salitrera que era un consorcio chileno británico, que movió sus influencias para que Chile invadiera el puerto de Antofagasta. Esa es parte de la historia que más adelante se completa con otra agresión en el mes de marzo, diezmando la heroica resistencia de 135 bolivianos, la mayoría civiles que hicieron resistencia en Calama y en el puente del Topáter.

La agresión chilena es clara, los hechos de invasión son contundentes, la motivación no fue otra que la ocupación del rico territorio boliviano, lo que hasta el presente se demuestra con el uso de la riqueza minera que sostiene la economía del país invasor.

Estos hechos marcados por la historia y que refieren también la aplicación de un forzado tratado de paz y amistad con Chile, arrancaron en 1904 y que en la instancia real no se cumple en el sentido claramente definido de respetar el tránsito de mercaderías y personas por los puertos del norte chileno, a favor del comercio boliviano.

El asunto se encuentra en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), instancia a la que acudió Bolivia en busca de encaminar una solución justa al enclaustramiento que significa un latente perjuicio por más de un siglo, que además altera las condiciones exigidas por la solidaridad internacional, para concretar los fines de la integración regional que implica soberanía con solidaridad y que Chile demora en admitir algo que para Bolivia es irrenunciable, recuperar el mar cautivo.

El pueblo chileno es consciente de esa situación, así lo expresan sus nuevas generaciones, empero, políticos tradicionalistas todavía entraban una solución pacífica de amistad y bienestar. Llegará el día en que Bolivia recupere el mar que siempre le perteneció.

Fuente: LA PATRIA