Carnaval de Oruro identidad boliviana

Bolivia existe por la propia voluntad de su pueblo, voluntad expresada como producto de un camino larguísimo que comenzó hace más de 10.000 años, en el amanecer de los tiempos con los primeros hombres que llamaron a esta tierra como su hogar.

Esta voluntad, el derecho de existir como una nación libre, está expresada también como una unidad de las expresiones culturales en un solo espacio, un espacio de tradición, un espacio de intercambio de culturas y más que todo un escenario de la identidad de lo que significa ser boliviano.

Ese escenario no es otro sino el del Carnaval de Oruro, que, por constituirse en una expresión única de diferentes culturas y tradiciones, de diferentes etnias y latitudes geográficas unidos por la devoción y la religión, por la inconmensurable riqueza cultural y valor para el mundo entero ha sido reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.

Más allá de los problemas de la organización, de las pugnas incluso con color político, más allá de la aparente carencia de normativa clara y concisa para la preservación, más allá incluso del carácter negativo del exceso de consumo de bebidas alcohólicas, más allá de las obvias limitaciones humanas e intelectuales de nuestras autoridades, más allá de todo, nuestro Carnaval de Oruro aún es ese factor cultural que nos une como bolivianos, Oruro por su papel no sólo de ubicación estratégica como eje de integración vial, también es un eje de integración cultural de la identidad de Bolivia.

Múltiples culturas, muchos pueblos, muchas formas de música, arte e incluso interpretación religiosa, son la esencia de lo que significa ser boliviano, una esencia que ha sobrevivido a ese nocivo darwinismo cultural y racismo propio, que en otras latitudes del globo ha liquidado a las culturas tradicionales y todo lo que representan, siendo el caso boliviano particular porque las culturas en su gran diversidad no sólo no han sido destruidas sino que hoy son más fuertes que nunca, la fortaleza de la identidad cultural boliviana es precisamente su diversidad. Y la identidad cultural boliviana es el Carnaval de Oruro.

Algo tan majestuoso, algo tan mágico e inconmensurable, es decir la mega diversidad en su máxima expresión, no puede y no debe ser opacada por los excesos, por la ineficiencia de gobernantes y dirigentes de turno, por la mala organización o por la negligencia, porque sencillamente es demasiado grande, el lodo de los problemas nunca podrá ocultar el brillo del diamante de la identidad de la cultura boliviana.

Majestuosidad, identidad y magia de Bolivia, siglos de construcción de la cultura por la propia voluntad de los pueblos, el mismo pueblo que ha edificado una cultura tan rica debe y tiene que continuar la leyenda y encontrar un mejor mañana para sus hijos.

Estos días de la entrada devocional más grande y rica de la tierra entera, nosotros los hijos e hijas de Bolivia, demostremos la inmensidad de nuestro patrimonio, demostremos al mundo el poder y la fuerza de milenios de construcción cultural, dejando de lado los excesos y los problemas demostremos al mundo entero la identidad de Bolivia.

(*) Asambleísta Orureño