En su aniversario el último soneto de Juan Capriles
11 feb 2018
Raúl Pino-Ichazo Terrazas
Con este título apareció en el discontinuado órgano de prensa La Razón, en el año 1950, la última entrevista que se le hizo al cochabambino y patriota boliviano, erigido por la crítica y por mérito propio como el mejor sonetista iberoamericano.
Así, Juan Capriles tenía fama de eximio maestro de literatura debido a que sus clases las impartía con una pasión desbordante que generaba en el estudiante una motivación sincera hacia las letras, decisión que podría labrar su futuro.
Jamás Juan Capriles dictaba una clase con la clásica postura escolástica que "lo que lo digo va a misa" (Significa que lo que yo digo no se contradice), por lo contrario, sus clases eran totalmente interactivas con los estudiantes que, para esos tiempos, era un desafío a la dogmática escolástica, pero él era un auténtico revolucionario y visionario sobre las aptitudes humanas y el desarrollo de las mismas, además del método prudente y efectivo para incentivarlas; de esta forma este notable intelectual dejaba una impronta indeleble en el espíritu de sus estudiantes.
Juan Capriles fue muy fiel a la métrica cultivada de las clásicas del soneto español, causa fundamental para que se admirara y leyera con diligente seguimiento sus producciones, no solamente en España sino en todo el mundo de la lengua española. Los catorce sonetos condensados en su obra cumbre "Evento", de aires señoriales con notaria proclividad a la bohemia y continente de hombre de bien, son cautivantes por el éxtasis del autor en la expresión y la composición del mensaje en los temas que abordaba, siempre preocupado por la alegría de vivir, por la juventud, la finitud humana y los interrogantes existenciales.
Las preguntas para el lector surgirán inconteniblemente: ¿Cuál era la vida de Juan Capriles en esa época?, ¿Los recuerdos de su vida de poeta andariego y maestro de convicciones profundas?, ¿Cómo vive y cómo piensa el insondable vate boliviano que tan profunda y perfectamente orado el soneto y el verso?, y fluyeron las respuestas que, por la riqueza de contenido y exposición detallada de maestro, no pudieron ser registradas en su totalidad por el periodista que se redimió exhausto a la capacidad de diálogo y expresión correcta de la formación de las estructuras de la poesía y el soneto.
Juan Capriles era un entretejido fino de fuegos interiores inextinguibles que elaboró el arte puro, evolutivo y de catarsis de entusiasmo por lo que hacía, pues sabía que legaría a las futuras generaciones que moldeaba con su forja benevolente y benéfica. Capriles siempre tenía la respuesta adecuada y además la definición, notable cualidad pues aclaraba lo que decía, para que no genere dudas.
Juan Capriles, burilando sonetos y ejerciendo cátedra desde su posición noble de maestro, vivió la bohemia, pero no una bohemia desordenada y caótica sino, por lo contrario, vivió la bohemia intelectual de todo filósofo que se olvida de las necesidades prosaicas de la vida, que son importantes, como él decía, pero que para él eran mecanismo de subsistencia para la vida biológica y se elevaba a la necesidad de sumirse en sus profundas cogitaciones filosóficas hasta perderse, acción frecuente que lo acercaba cada vez a la proximidad de su musa; por ello que su producción fue tan consistente.
Y no se crea que Juan Capriles no era un sibarita pues, para nutrir su formidable estructura anatómica, degustaba con inusitado placer los manjares que le preparaba su adorable y bella esposa María Márquez Salinas; una mujer extraordinaria, inteligente y contestataria, que acompaño al poeta en todos sus momentos cruciales y sus consejos y críticas amorosas a la obra de su poeta-compañero siempre dieron fruto en el inextricable intelecto del poeta y sonetista.
Fue generoso en su receptividad al pensamiento del otro, al cual le asignaba cardinal importancia; por ello es que, después de toda creación la leía a su esposa y a sus hijos, además a su único nieto, con el cual compartía amaneceres con un aromático café, adaptando sus creaciones y de otros notables intelectuales a la mentalidad del niño, que hoy recoge esos frutos.
(*) Abogado, posgrado en Interculturalidad y Educación Superior, Filosofía y Ciencia Política, Conciliación y Arbitraje, doctor honoris causa,( IWA, Cambridge University USA, escritor
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