De la saya a la danza del caporal

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Para el origen de la danza del caporal, mucho tiene que ver el sonido del bombo. El caporal es una danza estilizada que a lo largo del tiempo sufrió un proceso desde los ritmos más tradicionales afroamericanos.

Es precisamente en la Colonia, que los españoles traen al nuevo continente a miles de africanos, a fin de que sirvan como esclavos para las minas y ayuden en la explotación del mineral. En ese proceso murieron otros miles de miles, sin embargo, hubo una migración de este grupo hacia lugares cálidos, como Los Yungas, ubicados en el departamento de La Paz.

Allí retomaron su cultura, pero ya con una hibridación obligada que el continente americano les proponía. Sus celebraciones al ritmo del bombo imponían su estilo. Chicaloma y Tocaña fueron el centro de ese nacimiento, la saya ritmo alegre y movido, fue considerado como la más representativa de la cultura negra, reafirmando su existencia, entre su pasado, presente y futuro.

Decíamos que hubo una hibridación con los nativos del lugar, quienes ridiculizan la danza de la saya para convertirla en tundiqui. Eran aymaras, que danzaban con las caras y las manos pintadas de negro, a base de carbón vegetal. Sus canciones eran atrevidas y despectivas, con bombos pequeños como instrumentos.

De ese estilo, viene el caporal, cuyo ritmo mantiene a su antecesor, establecido en dos tiempos, se incluye una banda de metal y los danzantes estilizan los pasos para luego convertirla con el paso del tiempo en un baile de moda, que incluyen pasos y coreografía.

Es La Paz el centro de su nacimiento, mas no de su popularidad. En el barrio de Chijini, vivían los hermanos Estrada, muy conocidos como los Saltimbanqui, debido a su preferencia en la danza de los kusillos y wacas.

Según investigación de Jorge Godínez; Víctor, Vicente, Jorge, Carlos, Zenón, Moisés, Eva, Remmy y Lidia Estrada, además de los cuñados Julio Rivas y Elías Cañaviri, cultivaron la creación de la danza estilizada del caporal, inspirados en el anciano Awicho, que despertaba a su comunidad con el sonido de los cascabeles. Los danzantes asumieron ese elemento para sus botas y cuyo sonido permita marcar el ritmo.

Fue en el Carnaval de Oruro, que esta danza se hizo popular, luego de la fundación de los Caporales Centralistas en 1961, en devoción a la Virgen del Socavón.

El caporal representa al mulato y también hace mofa del rey negro Bonifacio.

Cada conjunto folklórico de esta especialidad de danza adopta sus propias características, no solo en cuanto a coreografía, sino también en cuanto a música.

Su baile tuvo transformación con el paso de los años convirtiéndose en más estilizada. Su vestimenta no fue la excepción. Antes las damas llevaban polleras hasta la altura de las rodillas y botas, ahora usan tacos y sus polleras se redujeron por encima del muslo en algunos casos. Es una danza de moda que enaltece con su presencia al Carnaval de Oruro.

Fuente: LA PATRIA