Miercoles 07 de febrero de 2018
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El fin de semana llegó como siempre, alegre y bullicioso, al poblado de Baroda, estado de Gujarat, India. Las prostitutas salieron a ejercer su oficio, y los salones de bailes se llenaron de bailarines.
Gujarat es el único estado de la India donde se prohíbe la venta de bebidas alcohólicas. Ese sábado por la tarde 251 personas habían sido hospitalizadas, y de ellas murieron paralizadas cien. Otras veinticinco quedaron ciegas, y el resto gravemente enfermas. ¿Cuál era la causa? Tres irresponsables habían vendido clandestinamente licor hecho en las casas con alcohol metílico, un veneno mortal.
El fin de semana dejó de ser alegre para volverse trágico. Los habitantes de Baroda, India, pueblo que ya había tenido tres veces tragedias de esta clase, habían bebido licor hecho con veneno.
En realidad, toda bebida alcohólica es veneno. No todas están hechas con alcohol metílico, pero todas tienen su pequeña o gran dosis de tóxico, que va adormeciendo y entorpeciendo la mente, y convirtiendo al bebedor en un individuo de capacidad disminuida.
La propaganda comercial de licores puede ser muy elegante, muy bien preparada, realizada por expertos del arte; pero los hospitales, las cárceles, los manicomios y los cementerios cuentan una historia muy distinta. Allí no hay placer ni delicias como las mencionadas por la propaganda, sino vómito, sangre, locura, idiotez y muerte.