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A los héroes "in memóriam" - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Martes 06 de febrero de 2018

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Separata 10 de Febrero

A los héroes "in memóriam"

06 feb 2018

Fuente: LA PATRIA

Por: Dehymar Antezana, Periodista de LA PATRIA

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El primer grito de América tuvo en sus hombres el valor, la ideología y el poder en sus brazos para mostrar al continente en pleno, el camino de la libertad. Todos ellos pagaron el precio de esa hazaña que quedó marcada en los anales de la historia pura y bendita. El 10 de Febrero de 1781 se constituyó en todo un hito, pese a que después la traición de los indios no permitió llegar más allá.

Sin embargo, lo tangible fue que aquel día se sembró la semilla de la emancipación que sería cosechada más tarde por otras regiones como Chuquisaca, La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Potosí, Tarija para formar una Patria libre e independiente.

Fueron varios los personajes que participaron aquel día, en su mayoría criollos, que hablaron un solo idioma. Uno de los principales fue el sargento Sebastián Pagador, quien emitió una proclama cuyo valor fue el anhelo de tener una Patria.

El 14 de febrero murió asesinado por un tumulto de indios mientras hacía su recorrido por la calle La Plata desde la Ayacucho. Le destrozaron el cuerpo.

Los otros héroes de aquel grito libertario fueron: Jacinto Rodríguez de Herrera, quien era regidor y decano de la Villa San Felipe de Austria. Su hermano Juan de Dios ocupaba el cargo de capitán de las milicias.

El alférez real era Diego Flores, Manuel de Herrera ocupaba el puesto de alcalde interino, José Azurduy fue otro de los partícipes como miembro de las milicias. También estaban los vecinos Nicolás Iriarte y Miguel Portillo.

Todos ellos fueron aprehendidos el 27 de enero de 1784 por el ejército realista a cargo del gobernador intendente de La Paz, Sebastián de Segurola, enviado por el Virreynato de Buenos Aires, luego que el corregidor Ramón de Urrutia se encargó de cotejar los datos de los sublevados.

En mayo se los trasladó en mula hasta Potosí, cuando salían de la villa se soltó el freno de la mula del vecino Miguel Portillo, quien fue arrastrado por las callejas y murió debido a los golpes. Su cuerpo fue expuesto durante todo un día.

El tercero en morir fue Manuel de Herrera, muchas veces alcalde de Oruro lo hizo en una cárcel de Potosí. Posteriormente, todos los presos fueron conducidos hasta Buenos Aires.

SEGUNDA APREHENSIÃ?N

El 7 de mayo de 1784, Segurola ordenó una segunda aprehensión de los sublevados, esta vez contra los hermanos Ventura, Miguel y Felipe Azeñas; las mujeres María Quirós, María Francisca Goya y Francisca Orosco.

Además de Isidro Quevedo, Bernardino Ibañez, Pedro Ascuas, Bernabé Pinedo, Sebastián Rodríguez Crespo, Francisco Javier Velasco, Casimiro Delgado e Isidro de la Riva. También fueron enviados a Buenos Aires, a la denominada "cárcel de Oruro".

A María Quirós, esposa del capitán Clemente José Menacho se la acusó de vestir de india y haber inducido a otras mujeres que hagan lo mismo. A Francisca Goya se la aprehendió por proferir insultos contra la corona española y a Francisca Orosco de haber provisto de piedras a los alzados y de haber acopiado combustible para quemar la casa del español Endeiza.

En julio del mismo año, llevó Segurola a realizar un tercer operativo, esta vez para aprehender a los curas Patricio Gabriel Menéndez, quien era vicario de la villa. Así como al padre Manuel Serrano, Antonio Lazo y otros. El último en ser aprehendido fue el clérigo Mariano Bernal Lira, sindicado de preparar otra rebelión pero en 1783.

No había proceso para los aprehendidos en la cárcel de Oruro, sino hasta 1787, fue en ese año que se aprehendió a Nicolás Herrera, quien también fue llevado hasta Buenos Aires.

Los procesos para los sublevados fueron individuales y sustanciados por el abogado Francisco Garasa.

El juicio duró varios años, se sobreseyó el 18 de junio de 1787, a quienes no fueron cabecillas, pero algunos ya habían muerto en la cárcel de Oruro,

El 26 de septiembre de 1793, recién se preparó la sentencia en contra de los sublevados. Dos años después se dio lectura a la sentencia, es decir, el 20 de abril de 1795. En la mayoría de los casos, los reos ya habían muerto en la cárcel de Oruro.

Jacinto Rodríguez murió el 17 de junio de 1793. A todos los aprehendidos se les confiscaron sus bienes, principalmente a los cabecillas, quienes fueron seleccionados como reos de primer orden y declarados por alta traición ante la corona.

El 11 de junio de 1798 la comisión de "defectos esenciales" pidió la substanciación del proceso. Finalmente, el 5 de febrero de 1798, la corona española se declaró nula la causa, se resarcía a los sobrevivientes, Diego Flores, Clemente Menacho, Nicolás Iriarte y José Azurduy.

Fuente: LA PATRIA
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