Función de los santuarios

La Diócesis de Oruro, denominación eclesial católica, abarca todo el Departamento del mismo nombre. En esta geografía eclesial existen varios santuarios, cada cual con sus tiempos de movimiento devocional a lo largo del año.

El Santuario de Nuestra Señora del Socavón, es quizás el más importante de Oruro hoy por hoy. En torno de la sagrada imagen de la Virgen de la Candelaria que se venera en el mismo, se la gestado e implementado lo que hoy se conoce como la Peregrinación del Sábado de Carnaval, el singular y atípico carnaval de orígenes devocionales católicos y marianos. La sagrada imagen de la Madre de Dios, ha sido venerada por los mineros que trabajaban en los oscuros socavones de las numerosas bocaminas del sector, que la consideran su Patrona.

Lo demás es historia reciente. El Carnaval de Oruro se hizo adulto en lo que respecta al número de bailarines-peregrinos, y en todo lo que conlleva su vital verificación: música, coreografías, vestimentas. A la par el Santuario quedó chico para albergar a tan grandes números de peregrinos y con ayuda de entidades católicas foráneas principalmente, pero también con el aporte de los devotos, folkloristas o no, se llegó a lo que es hoy el Santuario en su infraestructura.

Sin embargo, un Santuario no es sólo infraestructura. Un santuario es mucho más que edificios: «Todo Santuario es memoria (de la manifestación de Dios a través de un acontecimiento que se guarda en el recuerdo como hecho sagrado); es profecía (que expresa el mensaje de salvación que Dios ofrece a quienes se acercan a este lugar de encuentro con Espíritu abierto y dócil, creyente y esperanzado) ; es presencia (porque en el santuario Dios obra la salvación a través de las acciones sagradas que en él tienen lugar, y de la penitencia y oración de los fieles)» (Pontificio Consejo para la pastoral de las migraciones: El Santuario, 3).

El santuario es lugar de adoración. ¿A quién debe el hombre esa actitud de adoración? Ciertamente no a los ídolos, sean tanto los falsos dioses del paganismo idólatra, como los objetos de amor exagerado de parte de los cristianos: la carne «naturalmente idólatra de sí misma», el cuerpo que «se vuelve ídolo / cuando lo mimamos mucho», las mujeres del mundo «ídolos de belleza» o «ídolos de vanidad». Un santuario católico es totalmente contrario a toda forma de idolatría.

Todo lo que un hombre desea y adora, ese es su dios. El dios de los avaros es el oro (Oseas 8, 4); el dios de los orgullosos es el orgullo; el dios de los glotones es su vientre (Filipenses 3, 19); el dios de los impúdicos es su propia lujuria (I Corintios 6, 15). La avaricia de ganar, el orgullo de vida, los placeres sensuales, son el culto de los mundanos. Los padres también son culpables de idolatría, si ellos abrigan afectos desordenados por sus hijos (Sabiduría 14, 15).

Hay quienes buscan convertir los santuarios marianos en lugares en los que se verifique una cohabitación interconfesional, incluso con expresiones naturalistas y hasta paganas. Extraño es, que quieres tengan sitios preferentes en estos lugares de culto católico, sean aquellos que buscan la utilización de la fe para fines ajenos a la misma, sea por razones políticas o ideológicas. ¿Cómo podría ser que un agnóstico o un acatólico administren la Santa Comunión? ¿Cómo podría ser que los fieles pidan la bendición de un vehículo, y aporten con la limosna pedida, para que un laico revestido de alba, sea quien haga la «bendición»? ¿Cómo puede ser que a los fieles que acuden a crecer espiritualmente en grupos establecidos en los santuarios, se les pida un canon de alquiler por reunión efectuada? Eso no es cristiano, eso es lucro.

Pretender o insinuar que los católicos podamos prestar nuestros lugares de culto a las falsas religiones para que lleven a cabo sus falsos cultos a dioses falsos es un escándalo grave, es llevar al error a millones de almas y al pecado mortal de la idolatría.

Los santuarios son lugares de acogida a todos quienes acuden a la Casa de Dios, para adorarlo, ya que el único destinatario de la adoración es Dios, considerado en sus tres personas reveladas. En el santuario mariano adoramos a Jesús viviente en el seno de María.

Consecuentemente los santuarios deben ser lugares de evangelización permanente, no sólo a quienes se reúnen periódicamente en sus dependencias, cofradías, asociaciones eclesiales, sino a todos los que acuden a él. Si los responsables del mismo no cumplen esta tarea, están demás, y no lo digo como ajeno, lo digo como católico practicante. Ahí surge la pregunta del millón, ¿si una congregación religiosa encargada de una parroquia o santuario no tiene personal suficiente y apto, por qué sigue a cargo del mismo?

Los santuarios son lugares donde la gente -como lo recordaba el papa Juan Pablo II- ha encontrado muchas veces la conversión interior, el cambio de corazón, la metánoia, cuando un santuario está en esa dirección obviamente, de lo contrario se convierte en un simple recaudador de dinero, a costa de la torcida devoción de quienes sustentan inconscientemente cuentas eclesiásticas que no se sabe qué fines cumplen.

Me impresionó ver personalmente en Chile que en las parroquias y lugares de culto, los consejos administrativos publican mensualmente en la puerta de los templos los estados financieros de cada parroquia o iglesia, eso no es inmiscuirse ni fiscalizar, eso es transparencia.

Santo Tomás de Aquino, afirmó que es mejor tener pocos sacerdotes verdaderamente santos, que muchos indiferentes y mediocres, sólo un santo puede hacer santos a otros. Si las parroquias o santuarios son lugares donde los que asisten son iguales o peores a los de otros lugares no católicos, es mejor cerrar las puertas de los recintos católicos.

german_mazuelo_leyton@yahoo.com