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Domingo 04 de febrero de 2018

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Revista Dominical

Ruta Sajama

04 feb 2018

Fuente: LA PATRIA

Por: Aníbal Abel Alarcón Caparroz

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Antecedentes.- Con el afán de seguir conociendo las maravillas que nos brinda la madre tierra, cuyas riquezas están expuestas a la vista, cuál inhiestos monumentos esculturales de data ancestral, creados y pulidos, moldeados a través de miles de años; así, en el devenir del tiempo porque "No hay conocimiento por pequeño que sea�, que no sea importante". Por esa razón, unos como muestra lógica por la virtud de culturas con asentamientos en áreas y territorios donde por cientos de años desarrollaron mediante sus costumbres y actividades, las cuales en la actualidad se han ido divulgando para precisamente embebernos de su conocimiento, su escultura como arte, además siendo el conjunto de hechos históricos que pobladores desde aquellos tiempos, desde su paulatina investigación, descubrimiento y creación respectivamente, entrelazados en una especie de simbiosis del cosmos con la naturaleza, en convivencia con la divinidad, ya que la ciencia (como habíamos manifestado líneas arriba), es en todo su contexto, el conocimiento exacto y razonado de muchas cosas que nos rodean; es decir, el conjunto de datos fundados en el estudio a objetos determinados.

Se adhiere a esta relación el pensamiento místico o teologal denominado la fe, siendo una de las primeras virtudes, que mueve a creer, aún inclusive sin comprender en su real dimensión, ciertos acontecimientos que nos enseña la naturaleza en sí. Ahí como, muestra imponentes monumentos funerarios o chullpares, desparramados en lugares estratégicos, denominados Whakas, donde aún en el interior se encuentran osamentas de los difuntos depositados por la comunidad en franca religiosidad ancestral.

Todo cuanto se refiere a nuestros antepasados, nos hace discernir, que eran civilizaciones desarrolladas en el aspecto socio-cultural, además religioso, erigiendo en extensos espacios, lugares ceremoniales, rodeados inclusive de esculturas talladas en piedra; especies de jeroglíficos y posiblemente calendarios con extensos conocimientos de Astronomía. Lo que se puede resaltar de todo ello, es que para plasmar y conservar sus escrituras y figuras especialmente de animales del lugar y otros detalles, para su cometido, escogieron paredes de roca extremadamente lisa y al parecer pulida por el tiempo. Toda una obra plasmada en el tiempo.

La Capilla Sixtina del Altiplano.- Cuando lo desconocido viene a ser de pronto realidad, se enciende e ilumina la mente y la mirada observa sin descuidar ningún detalle, el entorno de magistral obra artística que guarda celosamente el pasado, como intrínseco patrimonio religioso, conservando magníficas obras de arte reflejadas en imágenes santorales; madera tallada en marcos labrados en pan de oro, reflejo del místico trabajo laborioso de monjes religiosos dominicos o predicadores de la orden religiosa, fundada en Toulouse (Francia), por Santo Domingo de Guzmán, para luchar contra los herejes albigenses de aquella época (1206). Según datos guardados y archivados en urnas cuidadosamente custodiadas por párrocos del lugar, se afirma que allende los mares, arribó Doménico Sampieri, pintor, artista plástico y arquitecto italiano (1581-1641), quien con innata maestría hizo de la capilla un cúmulo de lienzos brillantemente trabajados, donde resalta con muchísima claridad "La �ltima Cena", magnífica obra maestra desde todo punto de vista, siendo maravilloso además todo el entorno, con hermosos retablos que adornan el Altar Mayor. Resalta por otra parte, la madera preciosa tallada que de manera inimaginable no se conoce cómo habría sido transportada para semejante trabajo monumental, puesto que dicha obra edificada desde sus cimientos y construida a través del tiempo, con esmero y prolijidad, data aproximadamente del año 1600, lugar misteriosamente elegido por encontrarse en plena y árida planicie andina, donde prevalece la cantidad de inmensas rocas como portones de míticas figuras de todo tipo y tamaño, acentuándose pasadizos como túneles naturales y desfiladeros de paredes lisas, anchas y sumamente altas, donde la madre naturaleza, hizo su parte. Al final�, en el fondo de entre paredes de roca, fluye un torrente de agua que va bañando todo el entorno de la Virgen, de un tamaño no mayor a 40 o 50 cm., seguramente entronizada por los habitantes y miembros militares de un regimiento del lugar, que se encuentra a unos 2 km., de la población de Curahuara de Carangas, capital de la provincia Sajama del departamento de Oruro.

Fuente: LA PATRIA
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