Dichos estudios concluyen en, que los temas musicales que mencionan bebidas alcohólicas alientan a los jóvenes a beber y tener relaciones sexuales de manera irresponsable. En efecto, tanto una alta proporción de canciones, como una explÃcita publicidad hacen ver el alcohol como algo bueno, ligando la embriaguez con el sexo.
Es innegable de acuerdo a las conclusiones de dichas investigaciones que aquellas canciones que nombran marcas de bebidas espirituosas afectan a la manera beber de los jóvenes y adolescentes.
Es que la música y el alcohol son dos de los más grandes negocios hoy en dÃa.
La iniquidad de las empresas de productos alcohólicos ha llegado a tal grado, que en la gestión 2017 con autorización del Gobierno Autónomo Municipal de Oruro, la CervecerÃa Boliviana Nacional, ha incursionado en los establecimientos educativos del Municipio con una "Campaña de consumo responsable" titulada "Prohibir no es educar". El lujoso folleto a todo color impreso por dicha marca incluye la constancia de un patrocinio deportivo.
Ergo, los fabricantes de productos alcohólicos no han trepidado en estos 5 lustros pasados en buscar el patrocinio primeramente de los eventos religioso-folclóricos, el deporte y ahora la educación. Ni siquiera la ley 259 "De control al expendio de bebidas alcohólicas" ha evitado, el incremento en el consumo de bebidas espirituosas, principalmente entre los menores de edad, porque dicha ley carece de una proyección moral y sin moral no hay leyes.
Se supone que una ley que busca controlar la venta de alcohol a personas menores de edad, se sustenta en la idea moral de que un gobierno debe impedir la producción y comercio de artÃculos dañinos para la salud.
El Carnaval de Oruro, -cada año que pasa- con sus más extensos ensayos, celebraciones y actividades, nos coloca ante esa realidad que nos permite visualizar el creciente y al parecer desde el punto de vista sociológico imparable abuso de alcohol.
Para justificar la vinculación entre consumo de bebidas espirituosas y religiosidad popular, algunos pseudo investigadores afirman que han sido los españoles quienes han traÃdo el vicio alcohólico a las culturas indoamericanas, lo cual constituye una verdadera falacia histórica, ya que en la «cultura indÃgena anterior a la Conquista española, el alcohol se asocia a la búsqueda de la embriaguez, persiguiendo la euforia colectiva que les permitÃa sentirse en mayor contacto con lo sagrado. Esta embriaguez servÃa para celebrar fiestas especiales de la comunidad indÃgena, asociada siempre a lo religioso y mágico. La embriaguez colectiva formaba asà parte de un ritual religioso. Se bebÃa en común en estas ocasiones, rechazándose al que se negaba a participar. Generalmente las mujeres eran excluidas de estas embriagueces colectivas, que se realizaban fuera del hogar y que duraban varios dÃas, terminando sólo con el agotamiento de reservas de bebidas alcohólicas» (Germán Barros, Alcoholismo y religiosidad popular).
Es decir que la chicha existió y se abusó de ella, antes de estas cinco centurias pasadas.
Lo que no dicen y hay que decir, es que la Iglesia Católica local, en los últimos años ha hecho la vista gorda, poniendo el acento más en conservar las expresiones religiosas populares en orden a conservar los números de bautizados, y sus recursos materiales, que en purificar expresiones, poco católicas.
german_mazuelo_leyton@yahoo.com
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