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Domingo 28 de enero de 2018

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Revista Dominical

Contradictoria personalidad de Nerón creada por sus biógrafos

28 ene 2018

Por: Raúl Pino-Ichazo Terrazas - Abogado, posgrados en Interculturalidad Educación Superior, Arbitraje y Conciliación, Filosofía y Ciencia Política (maestrante), doctor honoris causa, escritor

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Este personaje es objeto de constantes digresiones históricas y de la frenética búsqueda de pruebas por los historiadores que desean descubrir la verdadera personalidad psíquica de este polémico emperador. Nerón siempre trató de conquistar el amor de su pueblo pues intuía socarronamente que esta acción lo mantendría en el trono, inclinación insincera como sentimiento efectivo a su pueblo sino motivado por interés megalómano.

Lo que sucedía, a criterio de este columnista, es que la historiografía no se la puede observar como se la observa hoy y la pregunta surge indómita: ¿En qué dimensión son veraces las suposiciones de los historiadores?, uno de los principales cronistas de la época de Nerón fue Tácitus que referenciaba su impronta de asesino y déspota, causante de la mayor catástrofe de la humanidad de la época al incendiar la ciudad de Roma, para obtener superficie y construir su Nerópolis.

La catástrofe de Roma se desarrolló durante siete días, únicamente comparable con la erupción del Vesubio, y se inició a propósito, por órdenes que, como discrepan los historiadores, no son precisas y directas de Nerón, pues no existe concisión.

El incendio de Roma se inició en el Circus Maximus, la más extensa plaza de los horrores; precisamente en las hileras de madera y se propagó vertiginosamente por la característica del material de fácil combustión a las barracas donde habitaba la mayoría de los ciudadanos romanos.

Nerón instalado cómodamente en su residencia de verano en Anzio, esperaba los resultados del incendio de la ciudad más importante de la época y que envió a la muerte a más de 10.000 romanos. Aun así, no existe, según la tradición, una fuente u hontanar fiables de conocimiento que confirme que Nerón inició el incendio. Otros historiadores lo encasillan como un hombre de carácter extremo pero no como un incendiario y perseguidor cruel de los cristianos.

Lo que es históricamente indeleble y negativo para la imagen de Nerón es que los romanos, en mayoría absoluta, lo culparan de ordenar la catástrofe, perdiendo así el crédito de aceptación que disfrutaba de su pueblo. Los aristócratas decían y propagaban con intensidad que antes, durante y después de cualquier catástrofe, según la tradición, la presencia del emperador era necesaria, además que esa misma tradición, ante eventuales desastres telúricos o circunstancias adversas a la seguridad de la población, prescribía que el emperador debía estar presente y facilitar con sus determinaciones el salvamento de vidas humanas.

Las dudas de los historiadores sobre la presunta demencia de Nerón y su obsesiva persecución a los cristianos se fundamenta en la razón que en esa época en Roma, existía una estricta e infranqueable división de las clases sociales y, los cristianos, estaban en los últimos estratos, por lo que no significaban algún peligro para la estabilidad del imperio.

En Roma existía la libertad de creencias y los romanos sabían que el dios de Nerón y de la mayoría de los habitantes de ambas orillas del Trastevere era Júpiter, al cual le temían obsesivamente y le ofrendaban sacrificios periódicos, empero, el principal temor de los romanos era ser olvidados después de su muerte, entonces, cada uno propendía, según sus posibilidades económicas, a hacerse erigir un monumento.

Nerón temía la ira del pueblo romano y se cuidaba prolijamente de ello; por ese temor, aplicó, por el incendio de Roma, las condenas para los incendiarios que prescribían ser clavados y quemados vivos; aun así, para algunos historiadores es una leyenda que el primer Papa Pedro se encontrara entre los condenados cristianos que fueron imputados por el incendio de Roma, falibles a perecer clavados y a ser convertidos en una pira humana. Aquí surge la contradicción histórica pues la crucifixión de Pedro al revés, es un antecedente histórico para los cristianos irrefutable.

Después del incendio de Roma Nerón dejó construir una nueva Roma y recién después de 200 años no se notaba o no era perceptible algún rastro del incendio primigenio; asimismo hizo construir una estatua suya de 30 metros de altitud, de oro puro, para satisfacer su gigantomanía.

Importante es conocer que el reinado de Nerón no fue tranquilo por los constantes atentados contra su vida; lo paradójico es que siempre fueron descubiertos por su policía que, entre los últimos desvelados fue condenado nada más ni nada menos que su propio mentor, el brillante intelectual y eximio pensador Seneca, cuyas obras, hoy en día, son indubitablemente un hontanar de formación filosófica.

Siempre continuará la incógnita sobre su demencia y arrebatos furtivos que decantaban siempre en atrocidades como el asesinato de su propia madre Agripina y otras bestialidades que podrían confirmar este extremo. Controversial es que Nerón era un hombre que prefería ser poeta y actor teatral antes que emperador; prueba de ello es que constantemente y dejando todas las advertencias de su seguridad al viento, se presentaba a tocar la lira y a recitar poemas ante el pueblo ordinario.

A favor de los historiadores que aseveran su demencia, Nerón realizó en una de sus locuras una representación histriónica del parto femenino, de una forma impresionantemente realista y a la vez prosaica, sin abstenerse de los gritos de dolor y las muecas de expulsión del feto; lo hizo delante de muchas mujeres embarazadas.

En las competencias atléticas era el ganador y tomaba el oro que ganaba para fortalecer las arcas de su imperio. Después del complot de Gava, Nerón fue abatido por la apatía, pese a que su vida no conoció fronteras y la misma fue un espectáculo constante. Ese complot convenció a Nerón a huir de Roma y se entregó a la muerte asestándose un puñal en la garganta.

Los únicos valores en los cuales no existe desavenencia entre los historiadores son su sincera inclinación a la poesía, al teatro y la música, además de los juegos atléticos, pues aspiraba a pasar a la historia como un cultivado y polifacético artista. Los historiadores seguirán en la búsqueda de certezas de la vida de este personaje que nunca será ignorado y que muchos dictadores contemporáneos le sobrepujan con distancia y cálculo diabólico su presunta demencia.

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