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La ciudad colombiana de Cúcuta ha sido siempre sinónimo de hermandad e integración con Venezuela por su privilegiada situación en la lÃnea de frontera, pero la avalancha de personas que llega a diario para escapar de la crisis del paÃs vecino amenaza esa convivencia.
El puente Simón BolÃvar, que conecta a Cúcuta con San Antonio del Táchira, es testigo diario del paso masivo de ciudadanos venezolanos hacia Colombia, un flujo migratorio que comenzó a incrementarse en 2016 a causa de la escasez de alimentos, medicamentos y otros productos de primera necesidad en Venezuela.
El enorme flujo de personas que cruzan la frontera repercute en la vida de los vecinos de Cúcuta, que atribuyen a los inmigrantes venezolanos el aumento de la inseguridad, la escasez de empleo para los ciudadanos locales, incremento del trabajo informal y saturación hospitalaria, entre otros problemas.
Ejemplo de ese malestar fueron las protestas de esta semana de los habitantes del barrio Sevilla contra la ocupación por unos 900 venezolanos del parque de la comunidad, transformado en un enorme e improvisado campamento llamado "Hotel Caracas".
Marta González, una habitante del barrio, dijo a Efe que "no se podÃa ni salir a la calle" a causa de los hurtos, la prostitución, el consumo de drogas y hasta el acoso sexual que sufrÃan quienes atravesaban la zona.
"Les cobraban a las señoras de la tercera edad por dejarlas usar las maquinas del parque", dijo a Efe Isabel Angarita, otra habitante de Sevilla.
Desde hace meses en parques y andenes se ven colchonetas, sábanas que sirven de cortinas colgadas de árboles, fogones y ropa extendida, además de personas que hacen sus necesidades en espacios públicos y tuberÃas rotas que utilizan para poder acceder al agua.
El funcionario agregó que se les brinda ayuda "a otras 127 personas que buscarán su destino en otras partes del continente".
Según un reciente informe de Migración Colombia, en el paÃs hay 550.000 venezolanos y el flujo migratorio de personas de ese paÃs se incrementó 110 % en 2017.
"No todos los venezolanos son malos, hay gente a la que se le ven las ganas de salir adelante, de trabajar", asegura González, quien sin embargo cree que la situación se ha prolongado demasiado tiempo.
Ledezma dice entender la molestia de la gente de Cúcuta y está de acuerdo en que "hagan esa limpieza porque eso se presta para muchas cosas malas".
"Nosotros no venimos con malas intenciones, pero no todos somos iguales", dice para explicar que algunos de sus compatriotas dedicados a delinquir les cierran las puertas a los que buscan oportunidades y añade: "Por uno pagan todos".
Sin ocultar su decepción por el comportamiento de algunos compatriotas Ledezma reconoce que "otros venezolanos han venido a echar a perder las cosas", y sobre los habitantes de Cúcuta sentencia: "Estamos agradecidos con ellos porque nos han colaborado mucho".
Fuente: Cúcuta (Colombia), 26 /EFE
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