La fortuna no suele ser siempre la abundancia de riqueza, por lo general está asociada a la suerte y ésta es bastante fluctuante en la vida de los seres humanos, a veces a uno le va muy bien y, a la vuelta de la esquina terriblemente mal, y en este vaivén el sentimiento de bienestar está supeditado a en cuál de los extremos le toca estar a uno.
Desde que el mundo es mundo, el ser humano ha buscado justamente el tener a la suerte de su lado. Y las diferentes civilizaciones y culturas, a su modo, han ido generando ideas positivas para acostumbrarlas y negativas para evitarlas.
Los primeros registros asociados a la fortuna son los que la relacionan con la fertilidad y para ello hay una serie de talismanes y pequeños tótems pertenecientes a las culturas fenicias, hititas y egipcias, casi tan antiguas como la humanidad misma.
Un trébol de cuatro hojas, un gato neko, unas hojas de laurel, una herradura, un elefante regalado o robado o de pérdida, un bracito figa, son elementos que ningún supersticioso puede obviar para asegurarse que tiene todo lo necesario ya sea para atraer el buen sino o para evitar el infortunio.
Que no se te ocurra salir de casa con el pie izquierdo, pasar bajo una escalera, viajar en martes o que se te cruce un gato negro. Son de las más populares (Deben haber miles más) tragedias que hay que evitar a cualquier costo en el día a día, porque según las personas que no alejan los aspectos de las energías positivas o negativas de la mente, no pueden darse el lujo de romper un espejo a sabiendas que a semejante atrocidad le va a perseguir nada menos que siete años de mala suerte.
Los japoneses por ejemplo, son tan supersticiosos, que dejaron el aspecto del hado divino a siete dioses, no sólo porque el 7 es un número más que cabalístico en la país del sol naciente sino porque como son tan meticulosos, tienen un Dios para cada una de las necesidades del bien estar.
De los siete solamente uno es netamente nipón, Ebisu, es el Dios de la prosperidad y la riqueza en los negocios, y de la abundancia en las cosechas y cereales, o sea, la comida en general. Está sumamente asociado a los pescadores y su actividad por ello de su vestimenta e instrumentos de trabajo.
Los otros tres dioses provienen del budismo chino, el segundo de ellos es Daikokuten, Dios del comercio, asociado a las compras y ventas. También se le atribuyen condiciones de cazador de demonios pues cuenta la leyenda que colgando un talismán en un jardín es capaz de cazar espíritus malignos para alejarlos de los hogares.
Fukurokuju es el tercero, este Dios está a cargo de la sabiduría para la administración de la suerte. La riqueza y la longevidad también están en sus manos y recibe créditos por enseñar a cómo vivir filosofando sin necesidad de comer, por lo que sus enseñanzas son muy valiosas para quienes están empezando un negocio o comenzando de cero para ser austeros y comprometidos con sus anhelos.
El cuarto de los dioses es Juroujin, a quien se asocia a la vejez y la longevidad, por tanto la sabiduría de la vida. Se lo simboliza con la tortuga, seguramente por la enorme cantidad de años que suelen perdurar estos quelonios y al melocotón, fruta famosa por su enorme cantidad de antioxidantes y que tienen un efecto maravilloso en la preservación de la salud humana.
Los restantes tres, tienen su origen en el hinduismo, siendo el quinto Dios Hotei. A él se le encarga la fortuna de los niños, pues está encargado de guardarlos y cuidarlos de todo mal, también es el patrón de los adivinos y de quienes leían la suerte a los ciudadanos. Su enorme barriga y un saco que cargaba por donde quiera que vaya lo mostraban como un símbolo de la buena suerte.
Bishamonten es una de las únicas dos Diosas que forman parte del septeto divino japonés. Ella es la Diosa de la fortuna de las guerras y las batallas, a ella se encargan quienes van a ir a la lucha tanto para retornar con vida como para que guarde sus bienes mientras está en campaña. También es la benefactora de las personas que siguen las normas y las leyes, la corrección es su máxima y con firmeza es la guardiana de los lugares sagrados.
Por último, la segunda Diosa es Benzaiten, la cual asocia la buena fortuna a las artes, sobre todo la música. Me imagino que tiene que ver mucho el tema de la armonía y la paz que suele infundir el buen ritmo en el alma humana. Protectora de todos los que practican las artes y de los ambientes donde se las practican.
Con tanta divinidad junta uno puede fácilmente darse cuenta de por qué les va tan bien a los japoneses en el equilibrio de las cosas. Es una nación tan pujante y trabajadora, disciplinada, ordenada y sumamente honrada, da la impresión de no necesitar de ninguno de estos símbolos o deidades para buscar que les vaya bien, pues dan la impresión de que por sí solos son capaces de todo.
Pero tal cantidad de dioses a disposición de los deseos nos da a entender que al esfuerzo y dura labor, también es bueno que le acompañe la energía positiva del buen deseo.
Y nosotros los bolivianos, como no podía ser de otra forma, también nos dimos modos de encargarle a un "dios de la Fortuna" nuestros más nobles deseos. El Ekeko desde tiempos inmemoriales como les gusta decir a los exagerados, se ha convertido junto a la fiesta de "Las Alasitas" en nuestra isla de la fantasía, donde acudimos con enorme esperanza a invertir unos cuantos pesos en la representación de grandes riquezas y propiedades que deseamos para nuestro futuro y, que con compromiso y decisión podemos lograr obtener con su divina ayuda.
Lo mejor de esta fiesta es que además logra que los artesanos hagan gala de sus habilidades, reduciendo a su máxima expresión cualquier implemento de nuestra vida diaria, incluyendo las más modernas con las que nos podamos topar.
?ltimamente también es menester destacar un producto estrella de la feria y son los periodiquitos, en los que los empleados de la prensa aprovechan para que por una vez al año, podamos reírnos a carcajadas de todos los personajes públicos pero en especial de nuestros singulares políticos y politiqueros que a diario se esfuerzan denodadamente en darnos un amplio repertorio para hacernos reír (Y también llorar), pero que los amigos de la prensa reflejan con un formidable sentido del humor.
A disfrutar de una festividad que ha llegado a ser reconocida incluso por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y que año tras año nos permite recordar lo importante que es soñar y que mientras haya alguien a cargo de esos sueños, podemos dormir en paz.
(*) Paceño, stronguista y liberal
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.