El rumor es peligroso: siembra pánico y agrava caos y maldad
24 ene 2018
Armando Mariaca V.
Los bolivianos, de la tendencia política, económica o social que sea, viven, en los actuales momentos, intranquilidad, dudas, desconfianza, susceptibilidades y gran dosis de preocupación por lo que pudiese ocurrir y por lo que podría ser el futuro; generalmente todo es debido a la situación que el propio gobierno ha creado con la aprobación del nuevo Código Penal, el desconocimiento de los resultados del referéndum del 21 de febrero/2016 y al incumplimiento de la Constitución Política del Estado. Todo, añadido a la crisis económica, la falta de producción, la casi conclusión de las reservas de gas, el mayor endeudamiento, las discrepancias habidas en diversos sectores de la sociedad, etc.
A todo ello que es real y casi permanente en los últimos meses, se añade el surgimiento de rumores de toda laya, los "dimes y diretes" de toda especie, el lanzamiento de algunas suposiciones y creencias que de ciertas no tienen casi nada se encargan de crear angustia y temores porque el rumor cumple su papel de crear pánico, de convulsionar, de crear angustias y agravar males y dolores.
Quienes lanzan todo tipo de rumores negativos que casi siempre son mal intencionados, lo hacen impelidos por sus instintos. Muchos se prestan al rumor de enrostrarle todo lo malo al gobierno o a la oposición como si fuera verdad y lo hacen seguramente con la certidumbre de que ganarán beneficios con ello; lo hacen sabiendo que el gobierno y los opositores están seguramente muy lejos de lo que sostiene el rumor y que es creado al calor de los acontecimientos que afectan a la colectividad nacional.
Quienes lanzan rumores no le hacen bien a nadie, ni al Gobierno ni a la oposición ni al pueblo; al contrario, los enfrenta, los distancia, los hace ver como enemigos cuando sólo discrepan del modo de pensar y sentir todo lo que pasa en política, en economía o en cualquier cuestión que es parte de la vida del pueblo. Esos propaladores que sólo piensan en sus conveniencias e intereses creados, hacen abstracción de país, de familia, de amor y de unidad.
Diseminar rumores indebidos es delito, es mal que se propaga y se ventila en todo ámbito, es mal que castiga las virtudes del ser humano y sólo agrava sus resentimientos y anula sus esperanzas; el rumor es contrario a todo sentimiento bueno, noble, sincero y honesto; es el mal irresponsable que tiende a crear caos y aumentar la anarquía.
Escuchar, dar pábulo al rumor, diseminarlo, re-transmitirlo - muchas veces con agregado de más ponzoña y maldad -, difundirlo y propalarlo es malo, es negativo para la convivencia, es contrario a toda virtud y a todo valor y principio. El rumor siembra pánico y semillas de resentimiento, desconfianza y complejos. Rechazar el rumor debería ser labor de todos y no propalarlo, diseminarlo o darle importancia y visos de verdad cuando se tiene conciencia de que es falso y contrario a todo bien. Rechazarlo debe ser labor y misión de toda la comunidad, y el gobierno en vez de lanzar publicidad y propaganda a favor solamente de lo que hace, debería concretarse a no creer, ni pensar que el rumor trae verdades cuando en verdad sólo acarrea daño; evitar la difusión de ataques contra quienes no están de acuerdo con sus políticas; concretarse a gobernar con responsabilidad porque lo malo que difunda le hace tanto daño como el que se hace al pueblo.
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