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Tras un año de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y la sonada derrota electoral de Hillary Clinton, el Partido Demócrata no cuenta todavÃa con un claro lÃder nacional, pero en estos últimos doce meses ha buscado un resurgir silencioso, escuchando de nuevo a sus bases y cosechando victorias.
"La estrategia demócrata de obstruir la agenda polÃtica del presidente parece haber sido parcialmente exitosa", explicó hoy a Efe el profesor de Ciencia PolÃtica de la Universidad Nothern Iowa, Christopher Larimer.
"Si el Partido Republicano lo vende como culpa de los demócratas por no estar dispuestos a negociar, eso podrÃa perjudicar al Partido Demócrata. Sin embargo, creo que será extremadamente difÃcil para el Partido Republicano convencer a los no republicanos de que es culpa de los demócratas", subrayó.
"Al menos en los cierres anteriores -sentenció el analista-, el partido que tiene la mayorÃa tiende a ser culpado".
A golpe de decretos y órdenes ejecutivas, el multimillonario ha conseguido cumplir, o al menos avanzar hacia sus promesas de campaña, pero los demócratas se han encargado de generar un movimiento mayor de sus bases, visible en los altos Ãndices de desaprobación que registra el magnate en todas las encuestas.
"La aprobación presidencial y del partido del presidente generalmente predicen significativamente los resultados de las elecciones legislativas a mitad de mandato y, en este momento, ambos muestran datos en contra el Partido Republicano", agregó Larimer en referencia a los comicios que tendrán lugar este noviembre.
Los demócratas, recuerda la experta, ya han visto avances electorales importantes al ganar la Gobernación en Virginia o arrebatar el escaño que dejó vacante el fiscal general, Jeff Sessions, en el muy conservador estado de Alabama, y "ciertamente pretenden mantener ese impulso en las próximas elecciones".
"Los estadounidenses están hartos en gran medida de las disputas partidistas y la división polÃtica, por lo que Trump ya está bien servido de cumplir sus promesas y deberÃa enfocarse en el compromiso bipartidista", argumentó.
Nombres como los de las senadoras Kamala Harris o Elizabeth Warren entran en las quinielas como posibles rivales Trump en las elecciones presidenciales de 2020, y con más fuerza aún suena el del ex vicepresidente Joe Biden.
Pero los demócratas, claramente, han elegido trazar su camino desde un bajo perfil, un resurgir silencioso desde su labor opositora a la agenda del magnate en vez de ensalzar a un candidato que podrÃa desgastarse demasiado antes de llegar a 2020.
Fuente: Washington, 20 (EFE)
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