La dignidad humana del policía en el cumplimiento de su función
17 ene 2018
Claudio Z. Espinoza Luna
Los cambios por los que ha atravesado la sociedad en las últimas décadas han ocasionado grandes efectos en el comportamiento humano, a tal punto que los valores que se consideraban la base de la sociedad se han perdido o han sido sustituidos por nuevas creencias que dejan en entredicho la moral de la sociedad actual. Valores sociales como el respeto, la tolerancia, la comprensión, la solidaridad, igualdad, comunidad, pacifismo, entre otros valores que se practican para el beneficio de todos, se están dejando de apreciar y por tanto las relaciones sociales se están deteriorando hasta el punto que se ha perdido el respeto por la autoridad y los semejantes.
Hoy esa frase que dice que los derechos de una persona terminan donde empiezan los derechos de los demás ha quedado en el olvido, el individualismo es lo que está imperando, el ser humano altruista que se preocupa por sus semejantes y que entiende que su conducta los afecta se está quedando en el pasado. Hasta tal punto está llegando la sociedad que el respeto por la autoridad se ha perdido, es frecuente escuchar casos en los que los policías son agredidos por las mismas comunidades donde están ejerciendo sus funciones de velar por la seguridad.
Algo grave está pasando en el consciente e inconsciente colectivo respecto a lo que significa el respeto a la autoridad, uno de los principios esenciales de nuestro Estado de Derecho y de los valores ciudadanos, como para que la sola presencia de unos uniformados ejerciendo una función rutinaria termine en insultos, golpes, pedradas y ataques físicos...Y no basta con decir que se trata de hechos aislados o de unos pocos; cada vez son más frecuentes este tipo de convulsiones públicas contra quienes representan, por función, rango e imagen, el orden y la autoridad de todos y hacia todos; lo vemos cuando se trata de detener a alguien en la calle o de aplicar una medida represiva contra quienes perturban el orden ciudadano; de inmediato saltan sus vecinos, amigos y no tan conocidos a impedir que se cumplan las normas y de contera a injuriar, agraviar y agredir físicamente a los servidores públicos policiales.
Más allá de la autoridad que tiene el policía, pues tiene el poder de emplear los medios adecuados para la conservación del orden público garantizando seguridad, tranquilidad, armonía y un ambiente ameno en la sociedad; es importante entender que es ante todo un ser humano, que forma parte integral de la sociedad para la que está al servicio y por tanto es sujeto de derechos y deberes como todo ciudadano. En ese escenario cobra mucha importancia el principio de la dignidad humana, tal como se evidencia en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Constitución Política de Bolivia, en ambos casos se considera este principio como el fundamento de la conducta moral puesto que se entiende como el punto de partida para el reconocimiento de todos los derechos.
El término dignidad hace referencia a algo que es valioso, que es estimado y considerado por sí mismo, y no en función de otra cosa. La dignidad humana se centra en el valor interno e insustituible que le corresponde a cada persona; el hombre vale por lo que es, por su ser. En este sentido, sin importar el cargo que ocupe, de la posición que ocupe en la sociedad y de sus inclinaciones políticas o culturales, toda persona debe gozar de un trato digno por parte de sus semejantes; lo que significa que no debe haber superioridad de un hombre sobre otros.
(*) Docente Unipol
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