Ahora que miro estas fotos encuentro conscientes cosas que estaba viendo sin percatarme. Ahà se persigue uno la cola de humo, se atisba el fantasma del propio doble, en la desaparición de la presencia en su nebulosa de fábulas bien reales, como transitar las calles de una ciudad cuya historia se agolpa a las puertas de la percepción. Es el sabor de la espiral.
Quizá por esto o por nada la compulsión afectiva de tales registros, velocidades que la desmemoria no logró retener, parte de pharmakon en la imagen retenido: pulsación inevitablemente irrepetible, que toda experiencia es y nada más y ninguna otra cosa que experiencia, con todo el deshábito involucrador, todas y cada una de las palpitaciones, risas, sacudones, relámpagos del otro en la desaparición de cercanÃas y de opuestas lejanÃas, modestas presencias de paredes, muy fuertemente en BerlÃn, con el expresionismo de esa sierpe inesperada y arbitraria del Muro -ingenuamente lo trazaba como una lÃnea más o menos vertical, pero lo retorcido de su signo me ha devuelto mucha incógnita al respecto como para continuar, siempre dentro de lo posible, ampliándola.
Momentos de y en apariencia separados del movimiento, pero gestantes a un tiempo de una circulación internalizadora que les irá a devolver movimiento, en nuevo andarivel, en alterna dimensión ahora al ahora librada, aun si pompa de jabón la circunstancia infinita de la imagen. Hilvanados se reconectan a ojos vista los momentos, en destiempo sincrónico, por cierto ninguna cosa de otro mundo, gracias a la irresponsable vigilancia del fotógrafo amador, buscavidas en tanto pescador fortuito de relámpagos.
Ningún ensamble de tiempos se podrÃa planear. La constancia estará en los preparativos. Pasear podrÃa seguir la pista de un continuo disponerse a fugas. Caminar por el propio ritmo quizá disponga a perder el susto con que inicia la cultura. A perder la previsión de los bordes identitarios y hasta la misma preparación, a medida en que el pasoÂ? Caminando nace el verso. Y en cuanto práctica, pasear andando no deja de ser transancestral. El supuesto azar colaborará en la colocación de algunos que otros signos sin alfabeto previo, como al seguirle hilo a esas cosas que llaman, repentistas ellas como la vida misma, la llamativa, mientras se mantenga prendida la atención.
Semoviente, irrepetible, la experiencia de ir sintiendo atraviesa y vincula tiempos de diversa consistencia. Las distintas realidades temporales que la foto-de-viaje capta precisamente sin capturarlas, son facetas posibles del instante.
Tomado de Transtierros
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