Domingo 14 de enero de 2018
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La Madre Teresa de Calcuta fue una mujer religiosa y mejor ser humano, cuya fe y solidaridad por el prójimo sobrepujo las propias fortalezas humanas. Su religión la practicó exactamente como la propia semántica de la palabra lo indica: como un constante revolverse, un cuidadoso y concienzudo considerar y militar en algo. Aquello en torno a lo cual gira la consideración debe merecer este esmero, y aun exigirse, conforme a su dignidad. Por este principio se puede inferir que no es nada fácil ofrendar una vida al prójimo; todos los días y todas las horas, reflexionar sobre la otredad, objetivo que esta Santa consideraba diligentemente por encima de todo, comprendiendo que su fe por el prójimo era una inherencia a todas las fuerzas anímicas superiores, entonces, esta extraordinaria mujer se vuelve a Dios porque todas las cosas proceden de ?l.
Esta santa comprendió perfectamente por su indeclinable fe que, la relación posee importancia decisiva en la estructura del mundo, porque en todo tiempo los humanos se situaron a entender la profunda y sorprendente unidad existente en este mundo de múltiples facetas.
Su solidaridad que es una de las manifestaciones más nobles de la virtud de la generosidad le inclino y condujo desde muy joven a concebir el mundo como una multiplicidad de seres que vinculados recíprocamente por diversas relaciones, constituyen un todo; sin ninguna discriminación, ejemplo que deberíamos asumir en Bolivia, sin esta relación, que fue total entrega sin límites para esta santa, no habría unidad de orden, que logra una relación más profunda en la absoluta unidad de Dios, la cual contempla unificado todo lo dividido.
No solo dos milagros le comprobaron a la Madre Teresa como lo exige la Iglesia Católica para considerar su santificación, sino hizo muchos otros, por la voluntad de Dios, no revelados por la esencia de humildad radical que la caracterizaba. La Madre Teresa se movió entre estas relaciones mutuas y no mutuas, cuyas dos partes son de la misma especie y otras de especie distinta, que las mantuvo unidas con su solidaridad con profundidad y duración, sin intermitencias, que le ayudo a identificarse rápidamente con los más necesitados, pobres e indigentes, no solo en su país sino en todo el mundo, pues su Orden se propagó universalmente.