Uno de los pocos beneficios que ha traÃdo el actual conflicto en torno al Código del Sistema Penal (CSP), es la discusión - distorsionada y polarizada si se quiere, pero discusión al fin- en torno a esa reforma fundamental de la justicia.
El dilema está en "cómo" vaciar las cárceles: ¿Eliminando delitos (como hace el CSP) o mejorando los estándares morales (como hace una buena educación en todos los ámbitos)?
¿Cómo revertir esa situación en el caso especÃfico del CSP? Mucho ayudarÃa la renuncia de Evo a la repostulación; pero, como a nadie se le puede exigir que se suicide polÃticamente (el "Vice" dixit), lo sensato es derogar toda la segunda parte del CSP hasta modificar o volver a redactar los artÃculos cuestionados.
Simultáneamente, debe implementarse sin demoras el Código de Procedimiento Penal (La parte tercera del CSP): mejorando los procedimientos, haciendo respetar los plazos, restringiendo a los casos estrictamente necesarios la infame detención preventiva (De la cual el actual Gobierno ha abusado con la complicidad de sus parafiscales) y formando jueces y fiscales de carrera, entre otras medidas.
Un acuerdo sobre esa base permitirÃa arrancar con la reforma de la administración judicial, mostrarÃa que el Gobierno desea real y sinceramente cambiar la justicia y abrirÃa la posibilidad de consensuar los artÃculos controvertidos y ambiguos de la parte sustantiva del código.
(*) FÃsico - Twitter: @fzaratti
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