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Sábado 13 de enero de 2018

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Revista Tu Espacio

Así es la Alta Tierra de los Urus

El Faro del Conchupata

13 ene 2018

Fuente: LA PATRIA

Por: Dehymar Antezana - Exclusivo para Tu espacio - Periodista

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En camino al firmamento llegamos al Pasaje del Periodista, quizá mucha gente no sepa dónde está, pero esas gradas nos conducirán a un lugar icónico de la ciudad, el Faro del Conchupata.

El corazón está henchido de orgullo porque a través de la historia viajaremos en el tiempo y nos remontaremos a 1851, cuando el entonces presidente de Bolivia, Manuel Isidoro Belzu, quien cabalgaba rumbo a la ciudad de Oruro, divisó el arco iris en lontananza para que de esa manera pueda el 31 de octubre, bajo el influjo de esa inspiración establecer en definitiva la Tricolor Nacional, Rojo, Amarillo y Verde.

Aquella musa que invadió su espíritu, debía consolidarse con un hecho que quedaría grabado en los corazones de todos los bolivianos y hoy por hoy es recordada con orgullo cada 7 de Noviembre, cuando se izó por primera vez la Tricolor en aquel lugar, el Faro del Conchupata.

Hoy no es 7 de Noviembre, por ello, no tenemos el privilegio de ver flameante a nuestra Bandera, que solo es izada los lunes o en fechas especiales. Sin embargo, sería maravilloso observar su flamear para que dé color al cielo pintado de gris.

El Faro del Conchupata, monumento histórico, no respetado por las nuevas generaciones que sin cultura en su formación, tienden a manchar con sus trivialidades aquella estructura maravillosa.

Antes el Faro era un referente que se veía desde cualquier sitio de la ciudad, hoy está enterrada en medio de edificios de ladrillos, que prácticamente mataron aquel paisaje monumental.

Sin embargo, el único consuelo está en caminar por sus alrededores, disfrutar de lo poco que existe en lugar, una fuente de agua y escasa vegetación. El único privilegiado de ver todos los días, aquel insigne espacio, es Raúl Show Moreno, cuyo legado a través de sus canciones envuelven el ambiente en notas entremezcladas desde la "do" hasta la "si", cuyos bemoles no son asimilados por sus hijos que muestran indiferencia a un destino sin esperanza.

Por eso quizá es bueno vivir en el pasado o como alternativa enseñar a las nuevas generaciones del tesoro que tenemos los orureños, como una muestra de ser la luz de aquel Faro que iluminó Bolivia, cuando está irradiaba sin reparo desde el llano hasta el altiplano, pasando por el chaco y los valles.

Hoy más que nunca se debe recuperar aquel sentimiento y construir un futuro que valga la pena, con gente comprometida que solo debe pensar en su tierra como un símbolo de paz y hermandad.

Fuente: LA PATRIA
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