Jueves 11 de enero de 2018
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En el cierre de un año y comienzo de otro, pocas veces hubo, como ahora, grandes tensiones, enfrentamientos y ostensibles rechazos a las políticas de un gobierno. Antes, en este tiempo, los trabajadores pensaban cómo lograr aumentos de sus salarios, basados en una costumbre -ya consolidada- de que en cada gestión se decreta incrementos que, en general, no satisfacen las expectativas. Pero las reacciones, no afloraban con fuerza en este tiempo; las protestas de diversa clase se las postergaba hasta después de los carnavales.
Lo anterior ha cambiado. Los médicos encontraron en un artículo del nuevo Código Penal un tratamiento peligroso para su práctica profesional haciendo fácil criminalizarlos. La reclamación, no atendida por mucho más de un mes, se mantuvo, dando lugar a la protesta -un derecho democrático- que ya ha concitado la adhesión mayoritaria de la ciudadanía. Mientras tanto, la falta se ductilidad, el empecinamiento y el mal manejo de este conflicto por las autoridades, ha ocasionado que se despierten en la ciudadanía más exigencias: la abrogación de todo el nuevo Código Penal, pues también afecta a otros profesionales y trabajadores, y anulación de la írrita sentencia del Tribunal Constitucional con la que se intenta cambiar la Constitución para que se permita una nueva reelección presidencial.