Gas boliviano en el Atlántico y para mercados europeos (parte II)
12 jun 2010
Por:Boris Gómez Úzqueda
Sigamos con el análisis del proyecto del presidente de la estatal boliviana de transporte de gas, Gas Trans Boliviano, de exportar LNG a mercados europeos. Ya dijimos que es una excelente y fresca nueva iniciativa que debe ir de la mano con los procesos de industrialización de valor agregado del gas natural.
Algunos indican que en caso de que Brasil incremente su producción interna de gas podría bajar la compra de gas boliviano. Y ello sería factor para acelerar un proyecto LNG. Quizá la demanda brasilera no baje, pese a que ya importan LNG. El mercado demandante de energía (como gas, como electricidad o como combustibles) crecerá siempre, por ello el gas boliviano será siempre importante, como materia prima o como valor agregado.
Volviendo a la propuesta inicial del presidente de la estatal GTB es -a partir de 2019, cuando dejaría de estar vigente el GSA gas sales agreement entre Bolivia y Brasil- utilizar el gasoducto para transportar el gas natural a un puerto brasilero en donde exista la capacidad de licuefacción de gas (convertirlo líquido) para almacenado en metaneros (buques) transportarlo vía mar a mercados europeos. Quizá hasta podría ser un negocio compartido entre capitales boliviano-brasileros, con el aval de ambos estados y de ambas estatales de petróleo. Naturalmente los aspectos financieros y de rentabilidad de éstos proyectos no han sido mostrados, pero creemos que dado que los negocios en energía siempre tienen un retorno razonable y abren otras puertas para otras iniciativas, el LNG boliviano a Europa, como el LNG boliviano a México y Estados Unidos es perfectamente factible.
Lo que se debe “encadenar” muy bien son: socios ejecutantes y financiadores del proyecto; mercados demandantes y transportadores; regulación y reglas claras para el lado boliviano.
En esa dinámica, es importante, reitero, “encadenar” proyectos LNG a industrialización de gas en valor agregado para satisfacer mercados del Continente o de ultramar, el gas puede industrializarse dándole valor agregado en los siguientes productos energéticos: Gas a fertilizantes, con amplios mercados en el agro latinoamericano; Gas para generación de electricidad, de manera de exportar valor agregado a países vecinos; iniciativas nuevas como Gas para DME: el di metil éter es un sustituto del GLP y es utilizado en mercados de Japón como electricidad y su desarrollo está en crecimiento, al igual que sus mercados demandantes y no requieren muchas reservas de materia prima. Gas para metanol, está comprobado que en Chile producen metanol sin ser una reserva de gas importante, o el éxito de Trinidad & Tobado exportando ese energético derivado del gas natural, otra posibilidad es GTL gas a líquidos diesel Premium para vender como producto terminado a mercados altamente consumidores de diesel como Brasil, Perú y Chile y de paso satisfacer el mercado interno de diesel, finalmente otras dos opciones de industrialización tienen que ver con Gas etano a través de petroquímica “tradicional” para plásticos (olefinas) y gas para olefinas (plásticos, pero utilizando petroquímica de nueva tecnología), para obtener todos los plásticos.
Son procesos de largo aliento, que exigen capitales internacionales, mercados asegurados y sobre todo seguridad en la inversión. Una nueva visión trasuntada en una NPE Nueva Política Energética podría empezar -finalmente- con la industrialización y LNG. Para que haya un proceso de industrialización, es necesario reestructurar al sistema de Energía e Hidrocarburos, incluyendo la estatal petrolera boliviana.
(*) Máster en Administración de Empresas, ejecutivo de una compañía de servicios en industria, energía, tecnología e hidrocarburos.
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