A grandes males, grandes remedios

Está muy clara la situación que se vive en el país, tras los intentos de solucionar un conflicto que se prolongó más de un mes y puso en riesgo la salud de la población, pues excepto un pequeño segmento ciudadano, la mayoría de la población o acude a los servicios de medicina pública o lo hace en alto porcentaje a los que dependen de la seguridad social. Solo unos pocos y en extremadas circunstancias acude - por necesidad - a los servicios médicos privados.

El asunto médico manejado desde diferentes ángulos y con posiciones totalmente opuestas, desde las político partidistas hasta las estrictamente profesionales, ha servido para "destapar la olla" que aún tiene un contenido sumamente denso y altamente peligroso, pues el tema ya se ha visto, no sólo depende de la anulación de un artículo en el caso médico u otro para el transporte, el problema tiene muchas otras derivaciones que merecen tratamiento especial, clínicamente dígase de terapia intensiva.

Por lo que se observa, la situación del sistema de salud es muy complejo y no será solucionado con el cambio o anulación de algunas normas comprendidas en un cuestionado código penal, ese problema es apenas la punta del iceberg que está pendiente y que de caerse puede causar muchos males.

El problema de la salud en su contexto general, empieza en la debilidad de su presupuesto programado en el esquema de los gastos y las inversiones públicas. En anteriores gobiernos y en el actual, no tiene la significación social que debería merecer como prioridad para el bienestar común, como sucede en otros países que contemplan el presupuesto de salud, como socialmente estratégico, entendiendo que una población saludable es menos conflictiva.

Este asunto de la salud en el país tiene que solucionarse con cambios de orden estructural y sentando en una mesa de negociación a los verdaderos protagonistas del sistema, pero además a los representantes del gobierno, junto a un equipo profesional multidisciplinario, que "descuelgue" uno a uno los problemas para su solución, que además deberá tramitarse con carácter de emergencia como único modo de sanar la salud, con un remedio efectivo que es financiamiento y un programa profesionalmente estructurado para que se cumpla en todos los niveles de servicios a la comunidad.

Hay que eliminar y evitar nuevas confrontaciones de partes que generalmente tienen una carga político partidista que no debe contaminar al sector, pues de lo que se trata es de alcanzar objetivos muy claros para mejorar la ubicación de los servicios de salud en el lugar preponderante que merece el país y la imagen responsable a nivel externo como muestra de prioridad social.

Atendido el reclamo sobre la controvertida "mala praxis", corresponde ahora deponer todas las actitudes de presión en las partes en conflicto y trabajar de manera conjunta, en la búsqueda de soluciones propicias a mejorar los servicios de salud, para satisfacer la expectativa de millones de bolivianos y bolivianas que tienen derecho a vivir mejor. A grandes males, grandes remedios.

Fuente: LA PATRIA