Jueves 04 de enero de 2018
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El Año Nuevo de 1829 sorprendió a la joven República de Bolivia con la noticia del asesinato del presidente Pedro Blanco Soto.
En rigor de verdad, es posible que la noticia haya conmovido a Sucre, la capital, donde ocurrió el magnicidio; a la vecina Potosà y a La Paz cuya anexión al Perú fue una de las razones que desencadenaron la crisis. El resto del paÃs, carente de medios de comunicación, se enterarÃa dÃas después -y habrÃa lugares a los que la noticia nunca llegarÃa- debido a que Blanco ejerció la presidencia apenas cinco dÃas: fue posesionado el 26 de diciembre de 1828 y lo depusieron del mando el 31. Cuando lo asesinaron, en la madrugada del 1 de enero de 1829, ya no era presidente pero sà un prisionero incómodo. Sus captores, Mariano Armaza, Manuel Vera y José Ballivián, decidieron que lo mejor era matarlo.
La muerte de Blanco fue, probablemente, el corolario a la mayor situación de crisis polÃtica que vivió Bolivia porque fue provocada por la primera invasión peruana encabezada por AgustÃn Gamarra que, previamente, provocó el motÃn contra el mariscal Sucre y su renuncia a la presidencia. El presidente asesinado era opositor al vencedor de Ayacucho y, antes de ser elegido, se habÃa puesto de acuerdo con Gamarra para la invasión.