Sábado 12 de junio de 2010
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Con la llegada del frío es necesario cuidar especialmente la piel. Este órgano, el más extenso de todo el cuerpo, nos protege tanto de las agresiones externas como de la hidro-evaporación interna. La negligencia de algunos principios básicos puede perjudicarla, lo que resulta muy problemático cuando sabemos que la piel no tiene una importancia estética evidente sino que también es vital para la salud. En efecto, la piel resulta esencial para la supervivencia de una persona. Protege el cuerpo de las substancias y microorganismos nocivos que podrían entrar en el medio interno del organismo.
Las condiciones meteorológicas propias del invierno, como el frío, el viento y la humedad contribuyen a resecar la piel. Por eso es muy relevante aplicar productos que rehidraten la piel. El rostro y las manos son las partes que más sufren durante la temporada fría. En este período, el uso de las calefacciones emite sustancias que provocan la muerte de las células cutáneas y los sistemas de calefacción juegan en contra de la humedad natural de la piel. Además cuando pasamos de ambientes cerrados con calefacción al frío de la calle, la piel se deshidrata y reseca mucho más, afectando a su elasticidad. Asimismo en este período nos vestimos con más ropa, lo que entorpece el proceso de transpiración de la piel y eliminación de las células muertas.
Fuente: LA PATRIA