El asunto palestino es demasiado delicado para pretender soluciones fáciles sin adentrarse en el análisis de su constitución histórica y política. Para empezar se debe hablar de sus orígenes. Palestina es un Estado con reconocimiento limitado ubicado en el Próximo Oriente, más concretamente en el Levante mediterráneo, y que limita con Israel, Jordania, Egipto y la ribera sudoriental del mar Mediterráneo. También es considerado un protoestado. El término "Palestina" proviene del antiguo pueblo de los filisteos, mencionados en la Biblia y otros textos antiguos, como ocupantes de la faja costera al Sur de Siria y Fenicia. Esta etnia, integrada por emigrantes vinculados a los Pueblos del Mar (quizás de procedencia egea, aunque no es seguro) se asentó en el territorio conocido como Canaán durante la transición entre la Edad del Bronce y del Hierro; aproximadamente en el siglo XII A. C. En la misma época aparecieron en la región interior las tribus hebreas, seminómadas y ganaderas emparentadas con los posteriores arameos, las cuales formaron una confederación que aparece testimoniada hacia el 1210 A. C. Estas tribus hebreas tenían el mismo origen que los cananeos y hablaban su mismo idioma.
La unidad de Israel y la debilidad de los imperios adyacentes, permitió a David, según el relato bíblico, establecer un gran reino independiente, cuya capital fue Jerusalén. Bajo su hijo y sucesor, Salomón, Israel disfrutó de paz y prosperidad, pero a su muerte los imperios cercanos se expandieron. Los israelitas, divididos, no pudieron mantener durante más tiempo su independencia, cayeron ante Asiria en los años 722 y 721 A. C., y Judá fue conquistada en el año 586 A. C. por Babilonia, que destruyó Jerusalén y exilió a gran parte de los judíos que la habitaban, algo que los llevó a transitar por todo el mundo.
La conquista árabe determinó mil trescientos años de presencia musulmana en Palestina, un territorio sagrado para los musulmanes porque el profeta Mahoma había designado Jerusalén como la primera quibla, dirección hacia la que los musulmanes deben dirigir sus plegarias; si bien posteriormente y hasta la actualidad, la oración debe efectuarse con los fieles orientados hacia la ciudad de La Meca. Su obra fue criminal, ya que obligó a la gente a creer en un Alá ajeno a sus tradiciones.
Los turcos otomanos de Asia Menor derrotaron a los mamelucos en 1517 y, con pocas interrupciones, gobernaron Palestina hasta 1917. La administración de estos distritos se confió en su mayor parte a los palestinos arabizados, descendientes de los cananeos y de los colonizadores posteriores. No obstante, las comunidades cristiana y judía recibieron una amplia autonomía. La lucha por el control de Palestina, por un pacto entre Gran Bretaña y Francia, que se mitigó durante la Segunda Guerra Mundial, se reanudó en 1945. Los horrores del Holocausto despertaron la simpatía mundial por los judíos europeos y por el sionismo, a pesar de su carácter fascista, donde los torturados se identificaron con sus torturadores.
Aunque los árabes superaban a los judíos en número (1.259.000 frente a 579.000 respectivamente), éstos últimos estaban mejor preparados, habiendo desarrollado en los años precedentes las estructuras necesarias para alcanzar el umbral estatal. Hubo muchas guerras desde la constitución del Estado de Israel: 1947, 1967, 1973, durante las cuales Israel se fue extendiendo geográficamente, pero el sentido común exige un pensamiento racional sobre el tema, porque hay un pueblo palestino, similar genéticamente al judío, que espera soluciones a su situación de vida y las diásporas árabes no deberían meterse en el tema. La solución a esta encrucijada tiene que ver con lo siguiente:
1. No se debe seguir en la línea de confrontación entre judíos y árabes palestinos por más que los odios hayan llegado a niveles insostenibles.
2. Se debe establecer un Estado multiconfesional de fraternidad entre diversas convicciones religiosas en lo que hoy son Palestina e Israel con un solo territorio y economía de acuerdo a las raíces históricas comunes.
3. Se debe evitar que Irán, Arabia Saudita y Turquía intervengan, sus raíces étnicas son diferentes.
Lo contrario implicaría una guerra fratricida que no sirve de nada. La paz debe primar.
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