Jueves 28 de diciembre de 2017
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Se acerca el nuevo año y, como siempre, se espera que sea propicio para deponer enconos y para afianzar la paz y la confraternidad, tan necesarias para vislumbrar un paÃs con porvenir para el desarrollo y para vivir en libertad. Para hacer realidad este anhelo se requiere grandeza de espÃritu, propósito de enmendar polÃticas equivocadas y, sobre todo, auténtica decisión de respetar derechos y cumplir con la obligación de preservar la ley, la democracia y la institucionalidad republicana. Esto, además, de abandonar maniobras destinadas a consagrar el prorroguismo y legalizar el uso de la fuerza, abandonando "guerras" como la que se ha desatado contra médicos. Si esto no se cumple no habrá esperanza de cambios de actitud que hagan posible que predomine el respeto a la disidencia de ideas y, sobre todo, que se construya una sociedad justa y solidaria.
Lamentablemente, se van acumulando acciones intolerantes propias del sectarismo. Se usa el poder para imponer polÃticas, y aún caprichos, a contrapelo de la práctica democrática de atender el clamor popular y la voluntad ciudadana expresada en las urnas que hace más de un año consagró el reconocimiento de un elemento esencial de la democracia: la alternancia en el poder.