Miercoles 27 de diciembre de 2017
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No es la mejor manera de iniciar una nueva gestión, pero así son las cosas. Y con todo, la semana que va de Navidad a Año Nuevo es muy especial. Muchos están ausentes; los centros laborales trabajan a media máquina y casi toda decisión importante se posterga para después. En muchos países, y alguna vez también en Bolivia, sale el decreto de la amnistía política: los exiliados vuelven a la patria y un regocijo inmenso reina en la familia. El indulto presidencial es también de estas fechas; un gesto de generosidad exalta la imagen del gobernante.
Si no recordamos mal, es el filósofo español José Ortega y Gasset quien aconsejaba efectuar un alto en el camino antes de proseguir la marcha. Suelen confrontar dificultades - decía - los que no practican ese elemental recurso reflexivo para reorientar el rumbo de la vida. Desde la prensa argentina, el autor del famoso libro La rebelión de las masas (1929) ejercía en su tiempo una gran influencia sobre el pensamiento latinoamericano.
Los políticos son los que menos practican la reflexión autocrítica. Por eso muchas cosas van en ese viejo bulto mencionado. No se sabe cuántas, pero de haberlas, sí las hay. He aquí algunas que se avizoran de lejos. Aún falta bastante para las próximas elecciones, pero ya se proclamó - a contrapelo - el candidato oficialista. "No por mucho madrugar se amanece más temprano", dice el refrán. No se supo asumir con dignidad la derrota y otra vez se apuesta al azar, tras haber perdido cuatro veces en las urnas. No quieren ver que la actitud de rechazó ya está en la opinión pública, y la convicción colectiva de ésta no cambia.