El Mercado Central de Oruro es una imperiosa necesidad local que debería estar funcionando desde hace mucho tiempo, pero que lamentablemente por una serie de interferencias sigue siendo un proyecto y todavía cuestionado, lo que retrasa su ejecución, mientras las calles aledañas al vetusto mercado Campero continúan ocupadas arbitrariamente por centenares de comerciantes.
En la década de los años 90 ya estaba listo un primer proyecto del Mercado Central, incluso se trabajó una artística maqueta que mostraba todo el complejo comercial de hasta tres pisos, con una ordenada distribución de puestos de venta, clasificados por especialidades y con la complementación de servicios conexos para comodidad de los comerciantes y ciudadanos que hagan compras en el moderno centro de abasto.
La superficie de terreno para este proyecto está plenamente definida y corresponde a los ex predios de la aduana local, propiamente en dos manzanos entre las calles Velasco Galvarro, Junín, Bolívar y 6 de Agosto, donde todavía funciona parte de la Aduana, mientras que importante área del interior está ocupada por casetas de comerciantes que en lugar de vender en las mismas han optado por ocupar aceras y calzadas de las calles próximas afeando la ciudad, pero lo más grave poniendo en riesgo la seguridad de personas que deben competir abiertamente con las movilidades que circulan por el sector, además de afectar los derechos ciudadanos, cuando se incomoda a las personas en su tránsito normal por las calles.
La idea del Mercado Central no es nueva, fue pensada como una solución práctica al caótico comercio callejero que irrumpió primero sólo en aceras y en el tiempo pasó a las calzadas, por lo mismo se necesita de un amplio centro de ventas para descongestionar todas las calles del sector y ubicar al comercio debidamente ordenado en los tres pisos que están planificados inicialmente.
Ante un anuncio reciente de autoridades municipales, preocupadas por solucionar el caos que se confronta diariamente en el centro de la ciudad, de reordenar a los comerciantes callejeros, generó una reacción inmediata de los gremiales a través de su federación departamental, comunicando que rechazan cualquier reordenamiento en tanto no se construya el Mercado Central, tal como se lo planificó originalmente, en dos manzanos, de tres pisos y amplio espacio para ubicar a los gremiales callejeros, un pedido lógico.
En realidad la solución al caos del comercio ubicado en las calles, es dotarle de espacios cerrados, en un nuevo mercado que cuente con todas las instalaciones que ordenen los puestos de venta por secciones especialmente de los comerciantes que actualmente se encuentran en las calles aledañas a dos mercados, el Campero y el Bolívar.
Se menciona asimismo que se dispone de 53 millones de bolivianos para una primera fase del proyecto, que concluido deberá albergar a más de dos mil comerciantes. El proyecto del que no se conoce su diseño final, tendría que ser explicado, mostrado y aprobado en instancias, no sólo de los comerciantes sino más bien de representantes de nuestra colectividad, pues se trata de una construcción que concluida satisfactoriamente concentrará a miles de personas diariamente que necesitan, seguridad y comodidad para realizar sus compras.
El Mercado Central, proyectado hace años, tiene una considerable demora en su ejecución, nuevamente entrabada por reclamos de los futuros ocupantes, que deberían coordinar sugerencias con las autoridades y la empresa ejecutora para conocer en detalle el mega proyecto y desarrollarlo en condiciones que satisfagan la expectativa ciudadana, sin improvisaciones, pero tampoco bajo presiones.
Fuente: LA PATRIA
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