Centro en zona rebelde intenta rehabilitar a yihadistas del EI en Siria

Tras luchar en las filas del grupo terrorista Estado Islámico (EI), Ashraf Nasir, de 24 años, ingresó hace casi dos meses en el Centro de Lucha contra la Ideología Extremista (CLIE) de la localidad siria de Marea, que ofrece terapia a presos y desertores yihadistas.

Nasir explica, en declaraciones telefónicas a Efe, que ingresó por voluntad propia en este lugar, situado en una zona bajo control de facciones rebeldes al norte de la ciudad de Alepo, tras abandonar la organización radical, en la que estuvo cuatro meses.

"Me uní al ´Dáesh´ (acrónimo en árabe de Estado Islámico) por la presión que estaba ejerciendo sobre el Frente al Nusra (antiguo nombre de la filial de Al Qaeda). Empecé a seguir sus publicaciones (del EI) por internet en 2014", rememora.

De esta manera, Nasir abandonó a comienzos del 2016 las áreas dominadas por grupos como el Frente al Nusra y otras facciones en Dael, en la provincia sureña de Deraa, para marcharse a zonas próximas en manos del EI.

Además, le desagradaba que el EI se enfrentara "a los musulmanes y derramara la sangre de los jóvenes".

Tras salir de las filas del grupo, consiguió alcanzar Turquía, donde permaneció cierto tiempo hasta que regresó a Siria y finalmente decidió entrar en el CLIE cuando fue inaugurado a finales de octubre.

El director del centro, Husein Naser, afirma a Efe por teléfono que la clave para la rehabilitación de los antiguos miembros del EI es el sentimiento de "compasión".

"A través de la compasión, ellos pueden comprender lo que han ocasionado con su pensamiento extremista", reflexiona Naser, quien agrega que se les somete a un programa de seis meses impartido por psicólogos y expertos religiosos y legales.

El propio Naser fue el artífice de este centro, que considera "necesario" ante la expansión de la ideología radical en la región, sobre todo, la del EI, aunque no descart a que en el futuro puedan tratar a ex militantes de otras organizaciones como la ex filial de Al Qaeda.

Actualmente, hay en el CLIE un centenar de ex guerrilleros del "Dáesh", la mayoría sirios, aunque también hay algún que otro extranjero procedente de la antigua Yugoslavia y de Estados de Europa del Este y Asia Central, así como de otros países árabes, como Túnez e Irak.

"En esta región, puede haber unos 2.000 combatientes del ´Dáesh´ pero no tenemos capacidad para albergar a más", apunta Naser que es periodista de profesión, especializado en organizaciones islamistas.

El director del CLIE añade que no han constatado la presencia de milicianas en el EI, pero sí que acogen a cuatro esposas de yihadistas con sus hijos menores de edad, todas ellas provenientes de Ucrania y Uzbekistán.

En el centro trabajan unas 50 personas, entre médicos, psicólogos, juristas, religiosos y guardias, "que son voluntarios", subraya Naser, quien destaca que dependen de donaciones privadas, ya que el CLIE es "independiente".

Aparte de las sesiones teóricas, charlas y debates, los internos también tienen a su disposición actividades deportivas y lúdicas, como el ajedrez.

El centro tiene dos secciones, una para los sirios y otra para los extranjeros.

"La mayoría de los extranjeros tiene una ideología de combate y vinieron a luchar a esta zona, y aquí intentamos tratarlos, mientras que los sirios no tienen una ideología tan peligrosa y a veces se pueden recuperar por sus propios medios", indica el director.

Después de cursar el programa de seis meses, los especialistas del centro evalúan a cada individuo y elaboran un informe que mandan, en el caso de los miembros del EI detenidos, a un tribunal de los rebeldes para que decida si pueden ser liberados o si deben someterse a una nueva terapia más larga.

Pese a reconocer que todavía le queda por delante una tarea ardua, Ashraf Nasir es optimista sobre su futuro y piensa que los caminos están abiertos: "A lo mejor puedo trabajar o ayudar a la gente", aventura.

"La mayoría de la gente que está aquí cometió errores y están aprendiendo la ideología correcta y que la religión es la misericordia y no matar a la gente, no puede haber mentiras", opina.

Fuente: Beirut, (EFE)