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Domingo 24 de diciembre de 2017

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Revista Dominical

El impenetrable James Joyce y su Ulises

24 dic 2017

Por: Raúl Pino-Ichazo Terrazas - Abogado corporativo, posgrados en Interculturalidad y Educación Superior, Arbitraje y Conciliación, doctor honoris causa, escritor

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Con vocabulario de una riña boxística e invectivas, se desarrolla la batalla por las 264.485 palabras de la obra Ulises de James Joyce. Por un lado, John Kidd, experto norteamericano en la obra del autor ha lanzado una interpretación revisada de la novela del siglo, como un intento de dar vida a los extinguidos derechos de autor. Por el otro, el profesor de filología inglesa Hans Walter Gabler, académico de la Universidad de Múnich, de pronunciada rigidez en sus planteamientos.

La novela, única en su género, describe un día en la vida de un judío promotor de avisos publicitarios llamado Leopold Bloom, y del estudiante Stephen Dedalus, en la amada y sucia Dublín. Ningún libro, a excepción de Hamlet, El Fausto, o La Biblia, ha producido tal cantidad de literatura secundaria como el libro Ulises, que apareció por primera vez en año 1922, y supuso un hito en la historia, no solo de la literatura universal, sino también de la mente humana. Su postulado principal fue plasmar en una obra maestra la idea que el pensamiento humano no se da sino en la forma de lenguaje. El motivo para estas controversias es la circunstancia que James Joyce murió hace 50 años, y con ello, los derechos de autor han fenecido, según la ley Británica.

Alrededor de una masa de profanos, adictos a la obra de Joyce, se ha erigido un gran gremio de académicos y tras ellos, numerosos alumnos, que a través de innumerables coloquios, simposios y seminarios, discuten, hoy en día, sobre diversos matices del Ulises. La crónica de un día en la vida de Leopold Bloom, de su mujer Molly y del joven Stephen Dedalus, desvela el interior de esas vidas insignificantes, y el genio del autor convirtió la prosaica y vulgar epopeya del hombre de nuestro tiempo en una obra inmortal.

Como afirman algunos expertos, la mejor manera de leer el Ulises sería introducirse directamente en sus páginas, dejándose conducir por el poderío musical y ambiental de su palabra, y confiar sus oscuridades a la esperanza de una progresiva familiarización con la obra. Es incontrastable que, el libro Ulises, en su relato en sencillísimo, y aun vulgar: la dificultad del libro estriba en que James Joyce, como gran poeta que fue, aunque en prosa, hace gala de una extraordinaria y viva memoria verbal y auditiva, incorporando las innumerables asociaciones lingüísticas que hay en su mente: citas literarias, trozos de ópera, canciones, vocablos extranjeros, chistes, juegos de palabras, términos teológicos y científicos; suponiendo el esfuerzo del lector de poseer la misma buena memoria y la ostensible desventaja de la educación y la técnica contemporáneas, que debilitan la memoria.

Actualmente los niños ya no aprenden versos de memoria en la escuela, y se considera elegante, aun en los intelectuales, presumir de mala memoria, pero nadie presume de mala inteligencia.

El libro Ulises es definitivamente una obra monumental, donde se encuentran expresiones cuyo sentido descansa en que son expresiones o parodias de alguna frase que leímos antes, posiblemente cuatrocientas páginas atrás, y, lo que se hace en esta brevísima recensión es informar al lector sobre la necesaria apoyatura informativa que debe disponer, a ser utilizada antes de la lectura, o, quizás mejor, después, en la recapitulación preparatoria a la relectura.

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