Evidentemente se trata de una oportunidad comercial para centenares de comerciantes que aprovechan la ocasión para obtener algunos ingresos más que compensen dificultades económicas o simplemente que permitan obtener pingües ganancias en el rÃo revuelto del comercio de temporada.
El sentido navideño prácticamente desaparece ante el Ãmpetu de una tarea de enorme proporción mercantilista que supera con muchos miles el humilde propósito de solidaria participación familiar. Hay una clara actitud de competencia entre quienes compran y quienes venden. Los primeros de acuerdo a sus posibilidades buscan lo más grande o lo más llamativo para sobresalir en el escenario navideño, dejando a un lado el sentido cristiano de la Navidad que debe ser fiesta de amor, solidaridad, confraternidad y renovación de fe.
Todo lo contrario ahora sirve para una deshumanizada demostración de fuerza entre los que tienen y pueden más, sin importar cómo lo hacen, frente a quienes deben conformarse con un lÃmite extremo que sirve para dar la alegrÃa que los niños esperan, aunque no como quisieran.
La Navidad se ha convertido en una muestra de abierta desigualdad, que no puede retomar su original y tradicional forma de celebración, debido a la profusión del comercio competitivo y la inquietud humana de aprovechar la circunstancia para demostrar un "poder" que resulta efÃmero y de poca consistencia moral y sentimental.
Por lo que se ve, las autoridades hacen muy poco por solucionar el problema, recordando que hace un año se prometió habilitar un campo ferial, que por lo visto no ha pasado de una maqueta y una mentirosa intención. Hay un negocio que persiste y es el "derecho de sitio" que pagan al municipio los que venden, por lo que la feria con o sin espacio persistirá, aunque de la manera en que ahora se desarrolla es una aberración a las condiciones de organización urbanÃstica, que respete el espacio público y la propiedad privada.
La feria de fin de año es la más prolongada, pues se extenderá hasta la celebración de Reyes en la primera semana de enero, hasta entonces continuará el intenso y caótico comercio. Habrá un periodo para recuperar el espacio público alterado y utilizado arbitrariamente, pero en materia de ferias de temporada en febrero ya estarán los comerciantes prestos a imponer su negocio temporal.
Fuente: LA PATRIA
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