Cuando se trata el peliagudo asunto del incremento de tarifas en el servicio del autotransporte, ni duda cabe que salta de inmediato la gran preocupación por un inminente proceso inflacionario que atacará a todos los sectores de la comunidad, pero con mayor fuerza aquellos que dependen del salario básico o que simplemente tienen un mínimo incremento.
Es sabido que el efecto inmediato de una elevación de tarifas en el transporte se convierte en una espiral que altera los precios de los principales productos de consumo masivo, las verduras, la carne y los abarrotes lo que de manera definitiva cambia el valor de la canasta familiar ocasionando reacciones en la mayoría de la población.
Lo que pasa en la actualidad es que son autoridades del Gobierno a través del Viceministerio de Transporte y de la dirección sectorial de transporte de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Telecomunicaciones y Transportes (ATT), que reconocen el resultado de un estudio técnico realizado en el sector del transporte público para incrementar el precio de pasajes en algunas regiones del país y al mismo tiempo la rebaja de los mismos en otras.
Lo probable es que las tarifas suban y en ningún caso rebajen, por tanto lo que corresponde es conocer los estudios pertinentes, de manera tal que se tomen en cuenta diversos factores para disponer una nivelación de tarifas que no sea dura y traumática para la población, pero que al mismo tiempo obligue al sector del transporte a mejorar sustancialmente sus servicios, cubrir sus rutas asignadas y en algunos casos ampliar sus horarios especialmente de noche.
No quiere decir que opinemos por un próximo incremento, pero como van las cosas todo puede suceder y las autoridades saben que inmediatamente suceda esa operación tendrán que sortear otra serie de problemas para controlar la ola inflacionaria que se desatará en el país.
Se habla de alternativas oficiales, como el planteamiento de una importación masiva de llantas y baterías para la mayoría de modelos que trabajan en el servicio público, lo que significaría una forma de compensación que evite alza en los pasajes de transporte. La propuesta no es nueva, lo saben los chóferes y las autoridades gubernamentales, no sólo las actuales, pues ese anuncio de proveer repuestos a bajo precio siempre ha sido una especie de válvula de control para evitar la elevación de tarifas, lo malo es que no se implementan las medidas correspondientes para ejecutar esa propuesta.
En el caso de Oruro específicamente, deben tomarse en cuenta dos hechos esenciales que tienen que ver con el transporte, primero que nada, reconocer que la economía media del ciudadano orureño es muy inferior a la de otros distritos, por otra parte la topografía de la ciudad – casi plana – produce un ahorro directo en la conservación de las movilidades y hay un tercer lugar, cuando la mayoría de transportistas se dan modos para sacar beneficio doble alterando sus rutas y cobrando igual sólo por medio tramo de servicio, aspecto que se cumple diariamente después de las 18.00 horas.
Bajo las condiciones actuales es muy delicado disponer incremento de pasajes que no estén debidamente calculados y justificados y que además puedan ser compensados adecuadamente con medidas gubernamentales que eviten una espiral inflacionaria sumamente compleja. Todos necesitan vivir con dignidad, pero sin una espada sobre la cabeza.
Fuente: LA PATRIA
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