Transcurre otro año entre mucha palabrerÃa, generalmente promesas que las autoridades hacen a la población y ofertas repetitivas de programas para mejorar la situación de vida de miles de bolivianos, confiados los más en que pueda ser realidad esa posibilidad de "vivir mejor".
Pero en el balance que se hace del trabajo de las autoridades en el tiempo de un año, cuando el periodo está a punto de acabarse lo rescatable es muy poco y lo peor es que muchas cosas están quedando inconclusas, otras ni siquiera han comenzando, pero han sido manejadas de tal modo que "alborotaron la conciencia ciudadana", para finalmente caer en cuenta de que el incumplimiento es parte de la polÃtica "social" en la que un alto porcentaje de bolivianos ya no cree.
Algunas autoridades departamentales, siguiendo el ejemplo, se han embarcado en proyectos suntuarios que avanzan lentamente y que en la perspectiva de su real utilidad se aprecia la deficiencia en estudios para establecer su diseño final, incluyendo esa parte imprescindible del buen uso de los recursos públicos para que "tales obras", sirvan eficientemente a la colectividad, no sucede de ese modo y hay proyectos que cuestan mucho, que tardarán años en completarse, pero que restarán fondos para encarar proyectos de utilidad inmediata.
La ciudadanÃa "de a pie" es la que siente las deficiencias en los servicios públicos, la falta de servicios básicos en los barrios, el caos generalizado en la parte central de la ciudad, un sistema de transporte público deficiente, contaminación ambiental en buena parte de la ciudad, jaurÃas de perros vagabundos hasta en la Plaza principal, delincuencia que se incrementa por falta de mayor control policial, atentado permanente a la salud colectiva, con transgresiones en las calles, abuso de sonido, uso de espacios públicos, competencia de peatones y motorizados en atestadas calzadas, mientras los recursos se gastan en proyectos cuya viabilidad de servicio público, no se puede asegurar.
Pero ha transcurrido el año, con muchas promesas, entre las más grandes, por ejemplo impulsar la minerÃa regional y no pasa nada; eliminar el caos del centro y no se construye el mercado central, como tampoco se emboveda el Tagarete para disminuir la contaminación del medio ambiente. La ciudadanÃa se incomoda por que las avenidas se utilizan para acomodar centenares de comerciantes y no se cumple la construcción de un campo ferialÂ?asà en el paÃs y el departamento, vivimos otra gestión de palabras, promesas y ofertas.
Fuente: LA PATRIA
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