El "Poopó" ahora solo es un desierto inmenso

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A tres años de que el departamento de Oruro viva uno de los desastres ambientales más grandes de su historia, actualmente las comunidades indígenas milenarias Uru viven en un "desierto" que comienza a salinizarse, están alejadas de lo que por años fue su único medio de subsistencia, el lago Poopó, que ahora es un terreno árido sin rastros del espejo de agua que nutría de vida a toda la región altiplánica.

En diciembre del 2014 comunarios del sector de Untavi hacían conocer la triste noticia que miles de peces y aves que estaban muertas a orillas del lago y presagiaban que esto era la antesala de una terrible crisis ambiental, muchos argumentaban que las causas de este desastre se debieron a que la baja profundidad del espejo de agua sumado a vientos huracanados provocaron este incidente.

Las autoridades señalaron que se trataba de procesos cíclicos y que anteriormente el lago ya se había secado, pero volvió a renacer, versión que también fue validada por los más longevos comunarios Uru que señalaron que en la década de los 30 y los 60 el espejo de agua se perdió, pero que no podía ser comparado con la actual tragedia.

Diferentes estudios y monitoreos se realizaron para ver el grado de afectación del Poopó y determinar las causas de su desaparición, destacan como principales factores, los efectos del cambio climático y el calentamiento global que provocaron una rápida desertificación del terreno.

A esto se suma que todo el vaso que se tenía en el lago se fue colmatando con arena y otros residuos a tal grado que la profundidad que en otrora llegaba a algo más de dos metros, ahora no pasaba los 100 centímetros, por consiguiente el agua quedaba cerca de la superficie y se secaba más rápido.

Los afluentes que llenaban el espejo de agua ya no aportan con el caudal que habitualmente llegaba, esto se debe a que en todo el trayecto del río Desaguadero existen diferentes canalizaciones que usan el líquido elemento, así mismo ya no llega la misma cantidad de recurso hídrico del río Mauri y el lago Titicaca, lo que generó que el lago se vaya secando.

En la parte Este, los afluentes contaminados por la actividad minera, fueron colmatando el terreno hasta hacer desaparecer los cauces de los ríos que alimentaban al "Poopó", es otra de las causas de la tragedia ambiental.

A principio del 2017, surgió una leve esperanza cuando los comunarios de Untavi reportaron que por producto de las lluvias, nuevamente existía agua en poca proporción y profundidad. La ilusión de volver a recuperar el Poopó se acrecentó en mayo, cuando los pesqueros efectuaron una inspección al espejo de agua y constataron que la profundidad era de 50 centímetros y que incluso existían alevinos de pejerrey.

El agua copaba solo un 30% de toda la extensión del lago, en la parte Sur el panorama era totalmente distinto ya que un manto blanco se apoderaba del terreno donde anteriormente había recurso hídrico, en la parte Norte, solo se podía divisar un desierto polvoriento y sin rastros del líquido elemento.

En su momento las asociaciones pesqueras pidieron a las autoridades de la Gobernación construir atajados para preservar la poca agua existente en la parte Oeste, pero este pedido recién fue cumplido a finales de octubre cuando la sequía nuevamente se apoderaba del espejo hídrico. En noviembre de este año el agua había desaparecido en su totalidad llevándose la poca fauna que se tenía y cambiando el panorama por un terreno desértico.

Hasta la fecha se realizaron diferentes estudios para analizar la problemática de la sequía del lago Poopó, pero estos análisis solo se resumen a monitoreos y no se plantean propuestas claras para subsanar la crisis ambiental y volver a recuperar la extensión de agua que cubría toda la zona.

Asimismo, no se vieron alternativas claras para la subsistencia de las comunidades originarias Uru que fueron las más afectadas con la desaparición del lago, ahora los indígenas ancestrales emigran de sus tierras para poder subsistir lo cual puede ocasionar en un corto plazo la desaparición de una cultura milenaria de algo más de 10 mil años de antigüedad.

EL POOP�? EN DATOS

La extensión del lago Poopó llegaba a 4.620 kilómetros cuadrados en promedio, era el segundo más grande de Bolivia, luego del

Titicaca, actualmente todo el espejo de agua está seco.

18 cooperativas pesqueras se vieron sin fuentes de trabajo al secarse el lago.

Las especies que se extraían eran principalmente el pejerrey,

karachi, ispi y mauri.

También se perdió una gran variedad de aves como la parihuana (flamenco andino), la huallata, pato silvestre y gaviotas andinas, entre otras.

Según estudios internacionales se perdieron cerca de 130 especies de plantas terrestres y acuáticas que circundaban por la zona.

Cerca de mil familias de las comunidades ancestrales Uru, fueron afectadas en su modo de vida.

El 50 % de las familias de las comunidades Uru de Llapallapani, Vilañeque y Tinta María tuvieron que emigrar buscando mejores condiciones de vida.

Otras comunidades como el ayllu Pumasara, San Nicolás, Chojña Circa, Untavi, Panzota, Isla de Panza, El Choro, Pampa Aullagas; también se vieron afectadas por esta tragedia.

Según las tradiciones Uru, existían cuatro fuentes de alimentación para dar vida al lago Poopó, los Jalsuris que eran vertientes de agua subterránea que salía al exterior las cuales desaparecieron por la colmatación del lago, las lluvias que ya no caen como antes y principalmente los brazos izquierdo y derecho del río Desaguadero que no llegan con el mismo caudal, además de otros afluentes que están contaminados con la actividad minera.

La falta del lago Poopó altera el ecosistema provocando variación en el clima del occidente orureño, ráfagas de viento y tormentas de arena, además de noches más frías.

Los comunarios Uru y los pesqueros aún guardan la esperanza de que el Poopó vuelva a llenarse de agua y vida.

Fuente: LA PATRIA