Parte indivisible de la historia de Cuba, la masonerÃa sobrevive en siglo XXI
17 dic 2017
Fuente: Periodista de EFE, Cuba
Por: Sara Gómez Armas
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Con un papel crucial en las luchas independentistas de Cuba y la filiación de sus grandes próceres, la masonerÃa sobrevive en la isla en pleno siglo XXI con el reto de atraer nuevas generaciones y renovar la misión de esa institución fraternal secreta, que ha cumplido 158 años de historia en el paÃs.
En la actualidad, hay en Cuba alrededor de 27.200 masones repartidos en 320 logias en toda la isla, donde todos los municipios tienen al menos una de ellas, con lo que "la masonerÃa está presente en cada rincón del paÃs", indicó a Efe el diputado gran maestro de la Gran Logia de Cuba, Ernesto Zamora.
La cifra refleja una paulatina recuperación pero con altibajos: de los 34.600 masones que habÃa en Cuba antes de la Revolución, en los años posteriores quedaron sólo 13.200, ya que muchos huyeron del paÃs por temor a ser perseguidos por pertenecer a esa sociedad secreta que escondÃa poderÃo económico.
Zamora defiende que la misión fundamental de la masonerÃa es "disipar la ignorancia, combatir el vicio e inspirar el amor por la humanidad", valores que no colisionan con la polÃtica, porque la institución tiene por norma no inmiscuirse en esos asuntos y "respetar gobierno y el sistema en el que se encuentran".
Sin embargo hace siglo y medio, cuando la masonerÃa llegó a Cuba, las logias eran más que instituciones filantrópicas y fraternales: fueron foros polÃticos que difundieron el trÃptico de "libertad, igualdad y fraternidad" de la Revolución Francesa e impulsaron una acción polÃtica en ese sentido.
MartÃ, lÃder intelectual de la independencia que trató de aglutinar todas las tendencias polÃticas en un solo partido, se inició en la masonerÃa durante su destierro en España, en el Madrid de 1871.
Hace apenas diez años, con el hallazgo de los archivos de la Logia Fernandina de Jagua, en la ciudad cubana de Cienfuegos, apareció el expediente que reconocÃa a Martà el grado de "maestro masón" junto con su firma, corroborada por el análisis grafológico.
Tras ese descubrimiento, los masones cubanos declararon a Martà "ilustre y meritÃsimo miembro de la orden masónica en Cuba" y zanjaron esa cuenta pendiente de la historia.
Viñas, que dirige desde hace tres años en el paÃs todos los grados masones desde el 4 hasta el 33 -el más alto rango- admite que pese a su importante papel en los avatares de Cuba, el triunfo de la Revolución fue recibido con "frialdad" por parte de las logias, que temieron perder su influencia.
Fueron los ingleses, que ocuparon La Habana durante once meses en 1762 -consecuencia del Pacto Borbónico entre España y Francia- quienes introdujeron "la semilla masónica" en la isla, al venir con ellos una logia militar, El Templo de las Virtudes Teologales.
"Con ellos vino una corriente de librepensamiento que despertó los anhelos de libertad de muchos cubanos", contó Ramón Viñas, presidente de la Academia Cubana de Altos Estudios Masónicos.
Luego, los colonos franceses llegados desde Haità a finales del siglo XVIII fundaron las primeras logias en territorio cubano, que fueron las precursoras de las primeras conspiraciones contra la Corona de España.
El pasado 5 de diciembre la masonerÃa cumplió 158 años en Cuba y en pleno siglo XXI ha encauzado su misión hacia obras sociales, como el asilo de ancianos masónico de Llansó, en la capital cubana.
Fuente: Periodista de EFE, Cuba
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