Consumimos productos extranjeros

Y lo hacemos en gran cantidad, tanto así que hasta la línea de alimentos básicos de la canasta familiar son de procedencia extranjera, especialmente hortalizas, verduras, frutas y algunos tubérculos de origen en países vecinos, aparte de otros alimentos en conserva importados directamente y que llenan los estantes de supermercados, almacenes y puestos de mercados. Estamos viviendo en una época en que la saturación de todo tipo de productos está ahogando la debilitada producción nacional.

Parece que la ciudadanía toma costumbre de la situación y además se conforma al consumir diariamente alimentos chinos, algunos europeos y gran cantidad de productos peruanos, chilenos y argentinos, cuando no otros artículos con sello carioca. Buena cantidad de esa variada mercadería penetra vía contrabando por la extensa frontera nacional, otra parte llega vía importación realizada por grandes operadores de intenso comercio en el país asiático.

Cuando se analiza el fenómeno, parte del problema se atribuye a la diferencia de cambio monetario, "reajustado" en países vecinos, facilitando una desleal competencia con los precios en moneda boliviana que no tienen opción de cambio y resultan más elevados a tiempo de hacer las comparaciones en precios.

Todo este problema que va creciendo de manera alarmante, complica al sector agropecuario y es la causa también del cierre de varias empresas especialmente del micro sector textil, talleres de manufacturas de cuero, confeccionistas de ropa deportiva y otros rubros que se han visto en la necesidad de disminuir personal, lógicamente su producción y en muchos casos llegar al cierre del negocio con lamentables perjuicios.

Las amas de casa en los mercados, meses atrás preguntaban la procedencia de insumos para la canasta familiar, en la actualidad ya es costumbre que compren verduras, frutas, tubérculos llegados de países vecinos, por lo mismo esa frecuencia de surtirse de alimentos ya no tiene nada novedoso, como sucedía al buscar por ejemplo manzanas chilenas, que ahora son comunes en los centros de abasto y los supermercados.

La situación de un supuesto "libre comercio" se desarrolla en nuestro medio sin mayores restricciones ni regulaciones apropiadas que protejan la producción nacional afectada, agropecuaria especialmente, pero también la de pequeña y media industria que no pueden competir con lo importado y menos con el masivo contrabando, que pese a las tareas de aduana, sigue llenando los mercados nacionales, fomentando una gigante proliferación del comercio informal.

Hay necesidad de disponer medidas proteccionistas específicas en defensa de nuestra economía, del sistema productivo en su amplia gama comercial para evitar el colapso de varios sectores que paulatinamente desaparecen y dan paso a un proceso de suplencia que es altamente perjudicial y que está en las calles, en ferias y hasta en bazares apropiados para vender contrabando, evaden impuestos y liquidan los negocios legales, es el comercio informal que sí parece tener protección oficial.

Autoridades ministeriales deberían asumir responsabilidad sobre el tema en defensa de los productores nacionales y del sostenimiento de una economía real y no de un proceso ficticio que ataca a los sectores más débiles y le resta ingresos limpios al Erario Nacional.

Fuente: LA PATRIA