La ética se puede conceptualizar como costumbre, hábito de conducta correcto con afinidad a lo moral, -costumbre transparente-, proyecta al ser humano hacia una finalidad, le hace altamente valorable, dándole a su vida sentido y calidad. Son normas de conducta donde la ética toma como valor fundamental: lo bueno y lo justo. La ética como filosofÃa moral realiza tres tareas esenciales: dilucidar en qué consiste lo moral, intentar fundamentar lo moral y pretende aplicar los principios fundamentados a los diferentes ámbitos de la vida social.
La ética aplicada a la función pública es de vital importancia porque tiene como eje central la idea de servicio, es decir, las tareas y actividades que realizan los funcionarios públicos están orientadas al bien común. La ética de la función pública es la ciencia del buen comportamiento en el servicio a la ciudadanÃa, es además un importante mecanismo de control de la arbitrariedad en el uso del poder público, un factor trascendente para la creación y el mantenimiento de la confianza en la administración y sus instituciones.
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Cuando los funcionarios públicos ingresan al aparato estatal con respaldo polÃtico existen diversos problemas morales con los que tienen que enfrentarse en su quehacer cotidiano tales como: la dificultad de tener que atender al mismo tiempo los requerimientos del gobierno y de los ciudadanos; distinguir entre lo discrecional y lo arbitrario; la tentación de utilizar el cargo en función de los beneficios propios; la asimetrÃa entre la administración y el ciudadano; el exceso de burocratización y la falta de transparencia, entre otros. De ahà la necesidad de crear un clima en que haya una mayor conciencia de los asuntos éticos prestando una atención continuada al fomento de un comportamiento humano justo, ya que la ética pública es una actividad continua, no un estado ideal que hay que alcanzar. Está estrechamente vinculada al servidor público porque es él quien la adopta y la pone en práctica. Es muy grande su importancia para una correcta implantación de los principios éticos, por lo que es necesario detenerse en su figura para explayarse sobre sus capacidades y destrezas que poseen estos.
Es preciso entender que la ética pública es la disciplina que estudia y analiza el perfil, la formación y el comportamiento responsable y comprometido de las personas que se ocupan de los asuntos públicos, generando un cambio de actitud en ella al inculcarles valores de servicio público que son fundamentales porque forman parte de la cultura organizativa, la cual es necesaria para la conducta del personal al ayudarle a crecer y a desarrollarse en armonÃa. Los valores éticos están presentes en cada actuación laboral y orientan el comportamiento. La administración pública es responsable de los servicios que brinda: salud, educación, vivienda, transporte, alumbrado público, alcantarillado, asistencia social, mercados, espectáculos públicos, seguridad pública, protección civil, parques y jardines, turismo, acciones culturales, recolección de basura, etc. para lo cual debe tener en cuenta los siguientes principios: continuidad, suficiencia, rapidez, seguridad, economÃa, calidad, innovación, eficiencia, con el objeto de hacer de los servicios públicos, «instrumentos satisfactores de la sociedad». Un buen desempeño en la prestación del servicio público, con calidad y eficiencia, ayudará a recuperar la credibilidad y el reconocimiento perdidos por parte de la ciudadanÃa. Cada servicio público es llevado a cabo a través del servidor público, elemento humano fundamental para el buen manejo y funcionamiento de las instituciones. El personal que trabaja en ellas facilita el normal desempeño de la institución al integrarse y desarrollarse en ella, en beneficio de la administración gubernamental.
Podemos decir que el servidor público es aquella persona que presta sus servicios al Estado o a la administración pública. Desempeña una función de servicio por lo que es necesario exigirle el estricto cumplimiento de sus obligaciones asà como el respeto a los derechos e intereses de los gobernados.
Es "toda persona fÃsica que formalizó su relación laboral con el Estado a través de un nombramiento expedido previamente por el órgano administrativo competente, que lo faculte legalmente para desempeñar un empleo, cargo o comisión dentro del gobierno". Estos deben apegar su actuación al marco constitucional y legal, cumpliendo ciertos requisitos. Están sujetos a un régimen de inhabilidades e incompatibilidades propias del cargo que desempeñan para evitar que hagan un ejercicio abusivo de sus funciones.
Cualquier gobernado puede reclamar o denunciar la conducta indebida por parte del servidor público el cual deberá atenerse a la sanción correspondiente que determine la Constitución o las respectivas leyes. Los servidores públicos, en el ejercicio de sus funciones, están sujetos a sanciones previstas en las Leyes: 1178 (Ley de Administración y Control Gubernamental SAFCO), 004 ley de lucha contra la corrupción, enriquecimiento ilÃcito e investigación de fortunas Marcelo Quiroga Santa Cruz relacionados a procesos por responsabilidad civil, administrativa y penal. Ahora bien, las diferentes demandas sociales requieren promover un cambio de actitud por parte de los servidores públicos que implique nuevas estrategias en las polÃticas públicas que tengan que ver con las necesidades y exigencias de la sociedad en general. No hay una ley que obligue al servidor público a actuar de un modo éticamente correcto. El principio reconocido universalmente de que hay que hacer el bien y evitar el mal, nos enfrenta a una obligación la cual es incondicional. Todo Estado debe preocuparse por orientar y vigilar el comportamiento de los miembros que lo integran, es decir, gobernantes y gobernados, educando a la ciudadanÃa, ordenándola, organizándola, conservando su cultura, su identidad y su libertad.
El servidor público, al actuar de un modo éticamente correcto, será más eficaz y eficiente en sus tareas, lo que se verá reflejado en la confianza y credibilidad de la ciudadanÃa a la que sirven. Mediante la ética pública se busca lograr un cambio de actitud a fin de forjar una conducta integral, con sentido de responsabilidad, lealtad a la institución para la que trabajan y compromiso con los objetivos de la misma. Prestar un servicio implica dos requisitos: compromiso con el trabajo y respeto por la persona a quien se sirve. Si el servicio se dirige a una comunidad, el compromiso es aún mayor y lo es más si es público y si proviene del Estado. Esa es la razón por la que a las personas que trabajan en la administración pública se las llama «servidores públicos», cuya función es la de ayudar a resolver conflictos comunes y a satisfacer las necesidades de la comunidad pensando en el logro de un bien común. Por todo lo explicado es necesario trabajar en un código de conducta aplicado al sector público para conseguir la eficiencia y eficacia en beneficio de una nación, como principio transparencia actitud y ética.
(*) Es ingeniero