Uno de los momentos más espectaculares que se puede disfrutar en una mañana cualquiera es la salida de columnas de vapor y agua de hasta ocho metros de altura de los orificios geotérmicos de El Tatio, localizado cerca de San Pedro de Atacama, Chile.
Sus más de 80 géiseres activos, el ocho por ciento de los existentes en el mundo, regalan la posibilidad de apreciar la salida del agua a una temperatura superior a los 85 grados Celsius, fenómeno de singular belleza que se produce aproximadamente entre las 06:00 y 07:00 horas de la mañana.
El Tatio, ubicado en la norteña región chilena de Antofagasta, es el grupo más grande de fuentes termales del hemisferio sur y el tercero del mundo.
Considerado un sitio sagrado para los pueblos originarios lickan antay y quechua, es además patrimonio natural que acoge a un importante número de especies de la flora y la fauna.
Vicuñas, guanacos, gatos andinos, suris o ñandúes, loros, lagartijas y vizcachas, además de plantas únicas como la yareta -que logra su madurez a los doscientos años de vida-, entre otras, enriquecen este entorno.
Esta zona de contrastes, donde la temperatura fluctúa entre los 15 grados Celsius de día y dos grados bajo cero en la noche, regala a los visitantes, que se cuentan por miles cada año, el sonido del agua caliente deseosa de salir.
Por su gran belleza, resulta uno de los lugares de mayor interés turístico en Chile. Sin embargo, otros valores como la energía geotérmica han generado una fuerte polémica a su alrededor.
La explotación de los géiseres por parte de la empresa Geotérmica del Norte, aprobada en 2008 por la Comisión Regional del Medio Ambiente de Antofagasta, fue criticada por el Consejo de Pueblos Atacameños, que alertó sobre el impacto que el proyecto tendría sobre el ecosistema.
A fines del año pasado, mientras la compañía realizaba labores de exploración en la quebrada El Zoquete, en el altiplano de la Segunda Región, se produjo una fuga de vapor y agua que alcanzó los 60 metros de altura y que estuvo activa durante 27 días. Para los pobladores de la región, las perforaciones para el uso de la energía geotérmica traerían consecuencias negativas inimaginables.
Aseguran que empujan a la destrucción de uno de los paisajes más bellos del mundo, pues además de que los géiseres perderán fuerza en la emisión de sus aguas calientes, la instalación de torres y redes para la transmisión de la energía rediseñará el paisaje natural.
Los atacameños advierten que la intervención geotérmica dejará más pobreza y migración y acabará con el turismo ecológico que se desarrolla en esa zona.
Asimismo, consideran que la sobreexplotación de estos recursos naturales vulnerará los derechos de las comunidades indígenas y las obligará a emigrar.
Por su parte, la empresa a cargo de prospecciones y exploraciones en El Tatio afirma que "no se ha registrado ningún daño ambiental".
En todo en caso, serían menores y no afectarán las aguas superficiales o subterráneas, alega la entidad.
Pero, los defensores de El Tatio ya interpusieron recursos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos e informaron a la Comisión de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas por el peligro ecológico, económico y cultural que traerá consigo este proyecto.
Y es que también corre riesgo la existencia de microorganismos que viven en estas condiciones -altas temperaturas, clima extremadamente seco, luz ultravioleta que penetra la delgada atmósfera a grandes altitudes y flujos rápidos del agua- que son de gran interés científico, según un artículo publicado por The Economist.
Otro de los problemas a corto plazo de la explotación de El Tatio es la pérdida del reservorio de agua que afectará a las poblaciones de San Pedro de Atacama, Caspana, Toconce, Calama, Antofagasta, Mejillones, Tocopilla, ciudades que se nutren de esa cuenca que nace en los géiseres.
Por su parte, la Agrupación Turística y Medioambiental de San Pedro de Atacama rechazó a través de un comunicado el proyecto de perforación y argumentó que "la experiencia internacional (...) tiene como resultado la destrucción total o parcial de las fumarolas, las cuales se han tenido que reactivar con un sistema de reinyección con resultados relativos".
La organización reconoce la necesidad de obtener energía alternativa, pero recalca que se "puede lograr por otros medios, aparentemente de mayor costo en el corto plazo y a la larga de menor costo, tanto en lo cultural, social y ecológico".
El pasado 25 de mayo, la versión electrónica del diario chileno La Tercera citó a un funcionario gubernamental en el sentido de que "la exploración en los alrededores de El Tatio está suspendida".
"La imagen de la energía geotérmica quedó gravemente dañada tras la falla que produjo, el año pasado, la exploración en las cercanías de los géiseres de El Tatio, y que ocasionó duras críticas de los ambientalistas", refirió el rotativo.
Se trata de una decisión política, tomada hace unos meses, y en agosto próximo deberá estar concluido un informe que definirá si hubo daño ambiental en la zona, agrega la publicación.
Ante tanta denuncia, una delegación del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) evalúa en el terreno los antecedentes técnicos que originaron la fumarola "artificial" de más de 60 metros de altura que estuvo activa durante 27 días. Igualmente, el Consejo de Defensa del Estado, a través de su unidad medioambiental, también investiga el caso desde octubre pasado y prepara la presentación de acciones legales.
Mientras la polémica alcanza niveles mayores, este campo de géiseres, rodeado por cerros que alcanzan los cinco mil metros de altura, sigue recibiendo a los visitantes deseosos de presenciar uno de los espectáculos más asombrosos ofrecidos por la naturaleza chilena.
(*) La autora es periodista de la Redacción Suramérica de Prensa Latina.
Fuente: La Habana, (PL)
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